La revista británica ‘The Economist’ asegura que la legislación española penaliza a las pequeñas empresas cuando crecen y superan los 50 empleados. Si tenemos en cuenta que en el porcentaje de empresas en España que cuentan con menos de 50 trabajadores se sitúa en el 99% tenemos un escenario dantesco.
Las empresas españolas que dan el salto a tener más de 50 trabajadores son castigadas con mayores responsabilidades una vez que alcanzan la cifra de 50 empleados ya que sufren mayor carga fiscal efectiva, tienen acceso a menos ayudas y comparativamente con las grandes corporaciones no tienen resquicios legales que les permitan beneficiarse de exenciones o menores tributaciones.
Esta situación está ralentizando el crecimiento de las empresas, lo que a la postre perjudica a la economía, ya que si quiere alcanzar un crecimiento sostenible y ser más resistente a las crisis debe solucionar un problema fundamental: la ausencia de empresas medianas y grandes.
Las grandes empresas disfrutan de otras ventajas. Tienden a ser más productivos, invertir más en I+D, y exportar más. Todavía hay mucho que el Gobierno puede hacer para que crecer sea atractivo para las pequeñas empresas. Además de que es necesario que los emprendedores empecemos a pensar a lo grande.
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