En las últimas semanas está siendo noticia el hecho de que el interés que paga la deuda soberana española a corto plazo está situándose en niveles próximos al 0 %, e incluso algunos van más allá, augurando que podríamos financiarnos a intereses negativos.
No obstante, esta situación difiere mucho de la realidad de la financiación de las pymes, que siguen pagando intereses cercanos al 8 %, lo que sigue pesando como una enorme losa en la recuperación de nuestro tejido empresarial.
A este respecto, son muchos los que apuntan que más tarde o más temprano, la rebaja comentada se acabará trasladando a los precios que cobran los bancos comerciales a sus clientes. Pero, en mi opinión, tampoco ha de comportarse como un mecanismo de trasmisión perfecto, puesto que el precio del dinero no siempre es indicativo del coste efectivo que tiene para el usuario.
Un buen ejemplo han sido los paquetes de financiación ilimitada que en el pasado reciente ha emprendido el Banco Central Europeo (BCE), que en lugar de incrementar la masa monetaria a disposición de las pymes a un menor precio, motivaron un crecimiento desmesurado las operaciones de financiación intrabancaria. Por lo que para que esta 'bondad' se traslade a la economía de calle, deberían acompañarse con algún tipo de imperativo legal.
En Pymes y Autónomos | ¿Sería una buena idea aplicar quitas a las empresas? Imagen |