Superávit exportador de España, ¿buenas noticias?

Hace pocos días se anunció que España consiguió en marzo el primer superávit exportador comercial en 42 años.

La noticia debería alegrarnos y darnos un cierto respiro acerca de la evolución positiva de la economía de nuestro país, pero más allá de titulares tenemos que ser algo más analíticos y críticos con esta información antes de emitir un juicio optimista como el que parece embriagar a los políticos.

Resulta llamativo que en un país en el que la mayoría de la economía está en manos de pymes como verdaderos generadores de recursos se consiga alcanzar unas cifras en exportación tan significativas, parece lógico pensar que un tejido empresarial tan atomizado es capaz de actuar con mayor rapidez y adaptarse con agilidad al mercado y en ese sentido el dato es tremendamente esperanzador ya que da una pista de que la necesidad agudiza el ingenio empresarial.

Por otra parte, el superávit es una simple resta entre ingresos y gastos, lo que importamos y lo que exportamos, es posible que ese superávit provenga de un consumo interno de producto del exterior más contenido y menos capacidad de compra o que el producto interior es más competitivo, dudo mucho del nacionalismo de consumir español que nos están vendiendo algunas firmas.

También es interesante el saber qué estamos exportando, si añadimos valor o si por el contrario nos estamos convirtiendo en un país donante de materias primas o productos sin terminar con lo que realmente el valor añadido se los están incorporando otros países no nosotros, rascando en el informe presentado por el gobierno parece ser que gran parte del incremento viene de bienes de equipo y materiales para la construcción, aún nuestro anterior modelo de crecimiento no se está reorientando y quiere llegar a nuevos mercados, según los datos parece que se está aplicando la matriz de Ansoff (Producto/Mercado) en un sentido clásico sin incorporar innovación (Mercado existente/Nuevo Producto).

¿Quién nos compra? Históricamente nuestra exportación en un 75-80% se dirigía a países europeos, según los datos cada vez el peso en nuestra balanza comercial de éstos es menor y parece ser que nuestros socios europeos están dejando de ser nuestro principal destino ya que el 42% se dirige a países fuera UE. Principalmente Asia continente que podríamos catalogar de “en construcción” una vez más no exportamos conocimiento, tecnología o innovación sino “hardware” por decirlo de alguna manera. Conseguir lo anterior sin las modificaciones necesarias en nuestro tejido empresarial es lento pero por el contrario asegura un largo recorrido.

Como datos positivos es de destacar el hecho de que el saldo comercial con países de nuestro entorno empieza a ser positivo y conseguimos un superávit de 2.200 millones con Francia, de 1.700 millones con Reino Unido o de 1.700 millones con Portugal.

Para tener una visión más amplia de lo que supone este dato conviene revisar lo que indica Santiago Niño Becerra en esta entrada: Exportaciones en la que pone énfasis en ser meticuloso con los datos porque las desigualdades entre regiones se acentúan y que quizá no sea la tabla de salvación que nos intentan vender porque, mientras el consumo interno está en estado terminal, el externo no compensará la cifra.

Enlace externo | Santiago Niño Becerra Imagen | Jovan Markovic

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