Hace un año, el Gobierno decretó el segundo estado de alarma de la democracia para luchar contra la expansión de la covid-19. En consecuencia, muchos trabajadores se vieron obligados a trasladar su puesto de trabajo de la oficina a su vivienda particular, en muchas ocasiones de una forma precipitada.
Doce meses después, y a pesar de todas las dudas iniciales, todo hace indicar que este cambio de paradigma laboral se va a convertir en permanente. Ya son casi tres millones de trabajadores que en la actualidad ejercen la actividad desde su hogar, aunque sea de forma ocasional, 1,2 millones de trabajadores más que hace un año.
Esta cifra supone el 14,5 por ciento del total de ocupados, lo que supone un incremento de un 74,2 por ciento en el número total de personas que teletrabajan, según un reciente informe de Adecco Group Institute. Sin embargo, a pesar de este espectacular crecimiento, España se sitúa lejos de la media de la Unión Europea, que se sitúa en el 21,5 por ciento.
La brecha es aún mayor con los países europeos más proclives a teletrabajar. En concreto, hay dos en los que más del 40 por ciento de los ocupados teletrabaja: Suecia (40,9 por ciento) y Holanda (40,1 por ciento). Les siguen, con más del 35 por ciento, Luxemburgo (37,5 por ciento) y Finlandia (33,5 por ciento).
Entre nuestros países vecinos, la proporción de trabajadores que ejercen su actividad desde el hogar también es muy superior al caso español: Francia (28,3 por ciento) y Portugal (20,7 por ciento). De este grupo de allegados solo Italia cuenta con una proporción menor de teletrabajadores que España (9,8 por ciento).