Uno de los gastos que más están lastrando la competitividad de las empresas es el energético. Con los costes de la luz o el combustible disparados, la buena gestión y el ahorro energético son una obligación para todas las compañías. Las que han hecho bien sus deberes y trabajan el energy management pueden lograr importantes ahorros en las facturas.
Pero para otras muchas no dejará de ser otro anglicismo más. Y lo cierto es que debería ser una prioridad, igual que el gasto del alquiler, de las líneas de comunicaciones o cualquiera de los gastos fijos que tenemos para desarrollar nuestra actividad.
¿Qué es el energy management?
Cuando hablamos de energy management o de gestión del gasto energético, hablamos de todas las acciones desarrolladas en el seno de una empresa para ahorrar, pero también para realizar una gestión más eficiente de la energía. Y esto implica desde un autónomo a una gran corporación.
Los resultados son buenos tanto para la cuenta de resultados de la empresa, menos consumo, menor importe en la factura, como para el planeta al reducir la huella de carbono que genera nuestra actividad económica. Para desarrollar una política de ahorro energético hay que realizar las siguientes acciones:
- Análisis previo del gasto energético, ¿dónde se nos va el consumo, cómo nos puede ayudar el IoT a evaluarlo? ¿Qué áreas son más ineficientes a nivel energético?
- ¿Dónde podemos ahorrar en nuestro gasto energético? Es necesaria establecer una auditoría que nos permita determinar dónde podemos ahorrar o cual es la inversión más rentable. Ahora que llega el verano un par de grados menos en la climatización y permitir ropa más cómoda supone un importante ahorro. Lo recomendado por prevención de riesgos es una temperatura entre 23 y 26 grados.
- Acciones a realizar, ya sean de mejora energética, por ejemplo, sustituyendo lámparas convencionales por luces led o sistemas de climatización más eficientes. Se estima que cada grado menos en aire acondicionado aumenta la factura hasta un 8%. Pero otras cuestiones como si dejamos o no ordenadores encendidos para conectarnos de forma remota a los mismo podemos determinar el gasto con un pequeño enchufe inteligente que nos ayude a calcular el consumo por hora de cada computadora encendida, por ejemplo.
- Evaluación continua para determinar qué ahorro energético estamos consiguiendo, si estamos cumpliendo con los objetivos o la amortización de la inversión es más rápida de lo previsto.
¿Qué ventajas nos ofrece?
Lo cierto es que este tipo de políticas puede ser muy rentable a largo plazo. Más todavía, en un momento de alza de costes nos ayuda a que nuestra empresa sea más previsible en sus gastos. Para muchas organizaciones ha llegado a suponer un ahorro de la mitad de su factura.
Pero también puede suponer ahorro fiscal para autónomos que trabajan en casa, puesto que en 2022 las mejoras energéticas en el hogar tienen deducción en la declaración de la renta. No solo ahorraremos en la factura, sino también en el IRPF.
Desarrollar este tipo de políticas supone una revisión y mejora de los procesos internos y con ello de la productividad. ¿Cuál es el coste energético de prolongar la jornada una o dos horas más en la oficina cada día? ¿Y cuántos empleados se quedan hasta estas horas? ¿Compensa?
Por último, no hay que despreciar en estos momento lo que supone para la reputación de nuestra empresa. Vivimos en una sociedad donde cada vez se valoran mejor a las compañías comprometidas con el medio ambiente y su entorno, y el energy management es la mejor manera de conseguirlo.