Ryanair, provocar y replantear

Siempre he odiado a la compañía Ryanair, afortunadamente solo he tenido que volar dos veces con esta compañía y siempre intento evitarla. Pero más allá de mi animadversión por la baja calidad de esta compañía, a nivel empresarial se le tienen que reconocer varios logros, que merece la pena destacar pues nos pueden servir de ejemplo a todo el tejido empresarial. Como por ejemplo su estrategia de provocar siempre para cambiar las reglas del juego y obtener publicidad gratuita.

Primero se tiene que decir que mi falta de aprecio por decirlo de un modo agradable hacia esta compañía se debe a unas meras preferencias personales, de alguien que no le gusta que le griten las azafatas (mejor dicho, en Ryanair camareras en el mejor casos del vuelo, y conste que dicho con todo el respeto), y al que le pone los pelos de punta que eso sea más un autobús barato que no un avión en toda regla. Pero eso no quita que le reconozca el merito de cubrir un segmento de mercado que demanda ese tipo de servicio a bajo coste, sin importarle la calidad del mismo, y eso (y puede que esa sea únicamente su función) lo hace estupendamente.

Pero donde realmente tiene merito la compañía aérea irlandesa, es en jugar siempre al limite, en provocar constantemente y conseguir situarse líder del mercado. Es una compañía transgresora que propone lo que no se atreve a proponer nadie. Propone cobrar en los lavabos, propone asientos para ir de pie en vuelos de corta y media distancia, propone mil y una cosas que en algunos casos no serán aplicadas, pero que en otros logran cambiar las reglas, y en todos los casos nos invitan a replantearnos las costumbres establecidas en la navegación aérea.

Yo no haría un vuelo de dos horas en un asiento a pie, o muchas de estas ¿excentricidades? que propone la compañía de bajo coste, yo no quiero pagar un billete barato, pero no tener ciertas comodidades que si que me ofrecen otras compañías. Pero hay gente, mucha gente que si que pagaría por ir de pie a cambio de tener un billete a una ciudad europea por cuatro o cinco euros, hay gente que prefiere ir con una mochila y que el vuelo le salga casi regalado, y bien que hacen, y la compañía sabe ofrecérselo estupendamente.

Incluso en muchas ocasiones estas “excentricidades” se acaban convirtiendo de una forma u otra en algo común en las demás compañías, ello nos indica que la compañía irlandesa sabe innovar. Y lo que sabe y mucho Ryanair es en saber lanzar muchas de estas sondas al mercado y aprovecharse de la publicidad gratuita que ello les aporta. Sin duda, no me tendrán siempre que lo pueda evitar entre sus pasajeros, tampoco les debería importar, pues no es a mi segmento a quien deben dirigirse, pero eso no quita que ante ellos me quite el sombrero, por su modelo de negocio dirigido a un segmento concreto y a su modo de aproximarse al mismo.

En Pymes y Autónomos | ¿Copiamos a Ryanair con el tabaco? Imagen | Aurelijus Valeiša

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