Es muy complicado encontrar un cliente que valore realmente el trabajo, el esfuerzo o la dedicación necesaria para sacar un producto adelante. En ocasiones hablado con amigos que se dedican a la artesanía siempre hemos discutido si sus precios eran muy baratos o todo lo contrario. La realidad es que tienen problemas para encontrar a ese cliente que valore nuestro producto como lo que realmente es, algo único.
La diferencia entre un trabajo manual y uno industrial está en la forma de trabajar dicho producto, la cantidad de horas dedicadas, la calidad de los materiales, pero también la creación de algo exclusivo, que no está hecho en serie. En este sentido pueden entrar en juego las preferencias del cliente en la elección de materiales, colores, acabados, etc.
Vamos a poner un ejemplo, ahora que ataca el frío podemos tener una bufanda de cualquier franquicia, de las que seguramente se venderán millones y un tejido acrílico industrial o podemos ir a una pequeña tienda donde las bufandas las hacen bajo demanda con una lana de mayor calidad y que seguramente nos va a costar cuatro o cinco veces más.
El problema es que aquí esta inversión para una ola de frío que dura una o dos semanas al año no está todo el mundo dispuesto a realizarla. Sin embargo, esa misma bufanda vendida en Suecia está mucho más cotizada, puesto que su uso va a ser durante muchos más meses a lo largo del año. Se trata de encontrar a este cliente que está dispuesto a pagar más por un producto de calidad y además único.
Si vendemos en un mercadillo, en una pequeña feria productos artesanos, tenemos un público que lo mismo nos compra a nosotros que busca algo en un Todo a cien. Ese jarrón de cristal decorado, esa cartera de cuero trabajada a mano no son valoradas por este tipo de cliente. El mismo objeto en una boutique enfocada a un público de alto standing se vende sin problemas por diez veces más.
Se trata de un problema complicado de resolver, que afecta no solo a artesanos, también a un diseñador web que compite contra plantillas de diferentes alojamientos que prometen crear una página de forma sencilla en cuatro o cinco pasos. Al final tenemos que tener claro que queremos hacer, si vender por volumen o exprimir al máximo el beneficio de nuestros productos buscando a un tipo de cliente que sepa valorarlos.
Imagen | Graham-H