Es una palabra usada en demasía; vaciada, en muchas ocasiones, de contenido, aborrecida... En torno a ella se ha construido una cáscara que no deja ver lo que puede puede llegar a ser en el día a día de una empresa. La innovación no es más que un cambio de mentalidad para introducir nuevas formas de pensar, trabajar, producir, vender, relacionarse... ¿Cómo describirla en tres frases?
- Innovación es aventurarse a cambiar. No es más que estar abiertos a modificar patrones de producción; a introducir nuevas formas de organización del trabajo en tu empresa, a desarrollar modificaciones en productos que se adapten mejor a las necesidades de tus clientes... En suma, estar dispuestos a arriesgarse a pensar diferente.
Innovación es sustituir el ‘Siempre se hizo así’ por el ‘¿Por qué no hacerlo de esta otra forma?’. Seguro que la primera de las expresiones la habrás escuchado de boca de algún responsable en muchas empresas tras preguntarle por procesos de producción, organización de la plantilla, formas de venta... Es la excusa para mantener el ‘statu quo’ en la forma de afrontar el día a día. Transformarla en la segunda supone un cambio radical en la disposición a hacer las cosas de manera distinta.
Innovación es atreverse a equivocarse para encontrar nuevas soluciones. Es ser capaz de indagar el camino que nadie probó antes, aún a riesgo de errar, para llegar a lugares distintos y más fructíferos.
Está al alcance de todos. Quitándole toda la cáscara que se le ha ido uniendo en todo este tiempo, es una actitud, una forma de pensar diferente. Una particular ‘obsesión’ para mejorar la forma de vender, producir, organizar arriesgándose a hacerlo de manera diferente. ¿No vas a intentarlo?
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