Las cooperativas no son una Arcadia feliz

Ayer JM escribía un entrada recogiendo las loas del Ministerio de Trabajo a las cooperativas españolas. Conozco de cerca la realidad cooperativa española, y reconociendo el potencial de la figura jurídica y empresarial de las cooperativas, y de muchos de los valores que transmiten, creo que hay que ser prudente. Las cooperativas no son una Arcadia feliz. Es más, subyacen en las mismas muchas contradicciones, y parte de su éxito se sustancia en una suerte de ventajas competititivas con respecto a otras figuras de emprendimiento.

El problema estriba en el desconocimiento de la figura. En España, salvando MCC (Fagor, Eroski, Caja Laboral, etc...), las Cajas Rurales y el cooperativismo agrario, no hay empresas de cierto tamaño bajo dicha cobertura. Y eso hace que muchos desconozcan algunas zonas oscuras, que a mi juicio incluso distorsionan la competencia. Por ejemplo, la ausencia de los sindicatos en el seno de las cooperativas. ¿No lo sabíais? Veamos lo que dice la propia Fagor:

En nuestras Cooperativas puede haber socios adscritos de manera individual a un sindicato determinado, pero no existe una representación sindical organizada ya que, al ser trabajadores y propietarios al mismo tiempo, la función histórica que desempeñan los sindicatos en las empresas convencionales, no tiene razón de ser en una Cooperativa.
Algunas de las funciones típicas de los sindicatos, como las vinculadas con la política social de la empresa, la supervisión de las condiciones de trabajo, la información al colectivo etc. son cubiertas en nuestras Cooperativas por el Consejo Social, órgano interno elegido democráticamente en la Asamblea General.

En cierto modo me recuerdan a las mutuas, donde los clientes son clientes y socios de la empresa al mismo tiempo. Pero pensar que no se reproducen en el seno de dichas empresas dialécticas similares a las de una empresa ordinaria entre dirección y trabajadores, entre grupos mayoritarios y minoritarios, es una ilusión. Lo cierto es que nuestro marco legal avala la inexistencia de dicha presencia.

Además se olvidan de que no todos los trabajadores de la empresa son socios, hay también trabajadores por cuenta ajena, en número inferior a los socios, pero que se encuentran dentro de una opriganización sin sindicatos, sin convenio propio, etc.

Los que me conozcan sabrán que no me voy a erigir en defensor sindical, que soy escéptico respecto del papel que juegan, pero me llama la atención que una SL tenga que bregar con el cómite, con el convenio correspondiente, con los liberados sindicales, y sin embargo las cooperativas se libren de todo ello. ¿Es o o no es una ventaja competitiva?, ¿y es justa?

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