La ministra de Hacienda compareció ayer para explicar el plan de "Modernización del sistema fiscal para un crecimiento inclusivo y sostenible" enviado a Bruselas dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Según los parámetros del mismo cuando acabe la crisis habrá equiparación fiscal con Europa.
La titular de Hacienda ha insistido en la apuesta del Gobierno por un modelo fiscal que proporcione los ingresos suficientes para tener un Estado de Bienestar fuerte y haga posibles políticas públicas que garanticen la justicia social, la igualdad de oportunidades a todas las personas y que nadie se quede atrás. Y visto lo visto con esta crisis y el nivel de ayudas que se han podido facilitar a empresas y trabajadores en comparación con otros países de Europa hay mucho que mejorar.
La subida de impuestos va a llegar
La música nos gusta a todos, pero la letra ya es otra cuestión. Porque según recuerda la ministra, "España, en la última década, ha recaudado 7,7 puntos menos en términos de PIB que la media de la Zona Euro y que es el séptimo país con menores ingresos tributarios de la Unión Europea". Un hachazo fiscal en toda regla, la cuestión está en ver a quién le cae. Habrá que pagar más, porque solo con la reactivación económica no dará.
Pero al menos según ha anunciado no será antes de 2023, previa recuperación de los niveles de PIB de 2019. Esta brecha se piensa reducir progresivamente, así que más que hachazo podríamos hablar de cepillado de carpintero a los bolsillos. No es lo mismo una subida de impuestos en un año, que el mismo porcentaje en 5 o una década.
¿Dónde se va a aplicar este cepillado? Según ha informado Mª Jesús Montero, "si bien muchos contribuyentes, como trabajadores y clase media, pagan muchos impuestos y resultaría injusto elevarles la carga tributaria, también hay áreas de actividad y consumos que no están correctamente gravados". Que tiemblen los hosteleros y ese IVA reducido del 10% que ahora aplican en su actividad.
En cuanto a otros tributos, la ministra de Hacienda ha recordado que el Impuesto de Sociedades ha venido en los últimos años reduciendo su contribución al sostenimiento del gasto público y ha asegurado que no tiene sentido que el tipo efectivo que pagan las pymes sea superior al de las grandes empresas.
Y más recaudación y eficiencia en el gasto
No todo es más impuestos. Dos objetivos importantes también se han fijado a corto y medio plazo. Lucha contra el fraude, de manera que se logre una mayor efectividad. Otro concepto con el que todo el mundo puede estar de acuerdo. El problema está en a quién se aprieta, si a los grandes defraudadores o a las pequeñas empresas y autónomos con criterios más restrictivos para que no pueda aplicarse deducciones que si les corresponden.
Y la eficiencia en el gasto. Aquí la realidad es que la administración electrónica tiene mucho que decir. Una administración más eficiente, que ponga recursos en facilitar su uso a ciudadanos y empresas puede ayudar a mejorar la capacidad de gestión y trasladar los recursos a otras áreas que necesiten más personal.
A priori todo suena bien, pero a muchos solo de oír a la ministra les entran sudores fríos. Falta mucho y no está nada claro que esta reforma fiscal se aplique. Al fin y al cabo hay elecciones en 2024 y todo puede cambiar. Nadie sube impuestos justo antes de una llamada a las urnas.