No soy contable. Apenas lo fui hace mucho tiempo, y no creo tener cualidades para ello. Más bien me ha gustado siempre analizar la información financiera, extraer conclusiones de la misma, tomar decisiones. Pero ojo, que información contable e información financiera no son dos realidades idénticas. Aquellos que estéis inmersos en ese mundillo entenderéis de que os hablo. Los que no, quizás al acabar el post veréis algo de luz al respecto.
Y es que lo que me viene a la mente, al leer una entrada de Economía Forense sobre la desaparición de los ingresos atípicos es la importancia de la recurrencia de los ingresos. Pero antes de llegar a ese punto, enlacemos con el post citado. Y es que el nuevo PGC se ha cargado un concepto, el de Resultados extraordinarios, en aras de una supuesta armonización. Un caso claro era el resultado proveniente de la venta de una nave, o el de una cartera de acciones que no fuesen de control de una participada, etc.
Se ha impuesto el sector doctrinal que entiende que dichos resultados podrán ser extraordinarios, pero que son resultados de explotación. Asumen que se corresponden con la propia gestión de la empresa (y digo yo que porque no es asi cuando hablamos de los resultados financieros), y que como tales van a contribuir a formar el resultado de explotación. Afortunadamente, dentro de dicho resultado si permiten su desglose para que nos hagamos una idea de lo que puede estar pasando. Se imponen así a aquellos que creen que, para una mejor información deberían separarse claramente de otras operaciones típicas del negocio.
Evidentemente, estoy con el autor de Economía Forense en que todo esta muy bien contablemente, pero a la hora de hacer nuestros análisis financieros, dichas partidas, independientemente de su ubicación, no deben ser tenidas en cuenta, ya que distorsionarían la imagen que nos hagamos de la empresa. Incluso soy más radical, y asumiendo que el desglose que voy a proponer a continuación es muy difícil, considero que es fundamental a la hora de extraer conclusiones por parte del gestor.
En ocasiones, cuando se categorizaba los resultados extraordinarios se hablaba de ellos como de atípicos, por estar separados del objeto social de la empresa. Bien, eso es lo que hemos visto hasta el momento. Pero en lugares he oído hablar de ellos también como resultados no recurrentes, que no deberían volver a producirse repetidamente en el futuro, como consecuencia por un lado de la atipicidad comentada, y por otro de su propio caracter extraordinario.
Pues bien, el problema estriba en que considero que esto mismo ocurre también con los resultados típicos. Todos hemos pegado en algún momento un pelotazo, positivo o negativo. Y cuando hablo de pelotazo no hago alusión a la venta de una nave si nos dedicamos a fabricar tornillos, si no de colocar un pedido extraordinario, con unos margenes fantásticos a un cliente inesperado. Y somos conscientes de que dicho pedido es puntual, de que no volverá a repetirse. Eso es un ingreso típico y no recurrente.
Pues bien, y aqui podemos encontrar un ejemplo claro de las limitaciones de la información contable: la cuenta de perdidas y ganancias será la que tiene que ser conforme a nuestro marco legal, pero mal hará el gestor si no es capaz de, para su información externa, procesar dicha cuenta y convertirla en formato financiero, desglosando claramente que parte de sus resultados típicos son recurrentes o no. De no hacerlo, alguno puede encontrarse planificando inversiones, o tomando medidas sobre margenes, en base a realidades fugaces.
Vía | Economía Forense
En Pymes y autónomos | PGC – Análisis y novedades
Más información | Contabilidad
Imagen | Y0Si