El pasado miércoles se dieron por finalizadas las comparecencias en la subcomisión del Congreso que estudia la reforma del RETA. A lo largo de más de un año han pasado por ella los principales representantes del colectivo de autónomos, ATA, UPTA y UATAE, también sindicatos y organizaciones patronales. Ahora es hay que comenzar a redactar la propuesta que servirá de base a la proposición de ley para la reforma del RETA.
Dos meses tiene por delante, ya que debería estar lista para la primera semana de noviembre para presentar sus conclusiones. ¿Para que sirve dicha propuesta? Sería la base sobre la que trabajaría el Gobierno a la hora de redactar la proposición de ley que luego se discutiría y acordaría entre los diferentes grupos parlamentarios en el Congreso. Por lo tanto está un poco más cerca, pero el camino que queda por delante es largo, más aun con la complicada aritmética parlamentaria actual.
Lo cierto es que el RETA ha cambiado de forma notable en los últimos años. Las nuevas formas de trabajo, los diferentes tipos de autónomos, el empleo por cuenta propia a tiempo parcial y o en pluriactividad, el uso de las nuevas tecnologías para trabajar desde cualquier lugar y aceptar trabajos de cualquier país suponen un reto para la administración.
Pero también hay que tener en cuenta a sectores que pueden salir perdiendo en el cambio. Un ejemplo serían aquellos que tributan por módulos, una simplificación en la forma de recaudar que hace 40 años tenía sentido, pero que hoy en día es muy complicado de argumentar ya que existen herramientas más que suficientes para controlar facturación, ingresos, gastos para tributar por ingresos reales. Y es una medida en la que ya se han dado pasos y probablemente se profundice mucho más en la reforma del RETA.
Siempre se mira una reforma como una mejora o ampliación de derechos, pero puede que no les guste a todos. Hay muchos temas que no se han podido abordar en la Ley de Reformas Urgentes del Trabajo Autónomo, que han quedado fuera, por falta de consenso y sobre todo para intentar agilizar su entrada en vigor.
Lo ideal es que la reforma del RETA siente las bases para el sector unas cuantas décadas, que lo haga más atractivo para los trabajadores que quieren emprender por su cuenta. De otra manera seguiremos viendo a los autónomos como un sector en muchos casos precarios, no por la variación de los ingresos, sino más bien por unas condiciones muy complicadas de soportar para la mayoría de ellos.