Amar aquello que hacemos y defenderlo hasta las últimas consecuencias es (o debería ser) una constante a lo largo de nuestra vida, pues nunca habrá plena implicación, plena dedicación si detrás de todo ello no existe algo en lo que realmente creemos que nos sirva de estímulo y espoleta para tirar adelante en las peores condiciones, en superar las adversidades, y como empresarios o profesionales no iba a ser menos.
Pasamos horas y horas dedicados a nuestra empresa, a nuestra carrera profesional y ello solo será sostenible a largo plazo y solo esa implicación será máxima si con ello logramos llenarnos la cartera....y el corazón. Y la cartera se llena con el corazón, pero el corazón no siempre se llena con la cartera y es por eso que la ilusión, el creer en lo que hacemos y en nosotros mismos se torna indispensable cuando peor nos van las cosas, solo amando lo que hacemos cuando todo parece naufragar nos mantendremos a flote.
Ello parece muy fácil de decir, pero para nada es fácil de aplicar cuando pasamos dificultades, cuando la cosa no avanza y cuando la cartera no se llena, entonces aparece la sensación de fracaso, la frustración, el abandono, abandono que se producirá a no ser que la llama de nuestro interior este tan prendida que ninguna mala racha pueda apagar, entonces esa llama suplirá la cartera y si resistimos será la misma llama la que volverá a llenar la cartera.
Caso aparte es el que amando lo que hace se deja llevar por su desaforada pasión y no sabe controlar los tiempos, los momentos, las situaciones, su propio amor por lo que hace, por su trabajo, puede hacerle perder la noción de la realidad, puede nublarle la vista, la visión objetiva sobre el desarrollo de nuestro negocio, nuestros errores o en la propia supervivencia de nuestra empresa o carrera profesional.
Así que es muy importante tener presente que amor por lo que hacemos no significa caer en la irracionalidad ni negarse a ver la evidencia, a veces amar es dejar caer o renunciar aquello que amamos si vemos que no nos lleva a ninguna parte, si vemos que a pesar de amarlo y desearlo con todas nuestras fuerzas nuestro amor ya no tiene ningún sentido, ni visos de solución, a veces solo renunciando dolorosamente a un amor podremos acceder a un amor mayor.
En Pymes y Autónomos | La mirada de un niño, la ilusión en nuestros negocios Imagen | laradanielle