¿Qué hacer cuando el trabajo de alguien está bien pero no es sobresaliente?. La prueba más difícil para un gerente no se trata en evitar un rendimiento deficiente, se trata de la mediocridad.
No hay que permitir que el desempeño deslucido se intensifique. Por eso hay que comenzar por mostrar cómo la mediocridad afecta negativamente al equipo, a la organización y a los clientes.
Hacer que los empleados escuchen las llamadas con los clientes que se quejan permitirá que comprendan los efectos negativos de no hacer bien su trabajo.
También es importante compartir la responsabilidad. Alentar a los empleados a que se afronten de manera inmediata y respetuosa cuando surjan problemas.
Y, por último, hablar cuando la mediocridad se manifieste en otras partes de la organización. Por ejemplo, si todos saben que una iniciativa corporativa no funciona, pero nadie está discutiéndola, manifiesta desinterés y falta de integridad.
Exigir un alto rendimiento debe ser una norma que debe defenderse con regularidad y vigilancia y hacer llegar estos valores a cada rincón de la organización.
Imagen | geralt
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