Nos estamos acostumbrando a que una oferta de trabajo mueva a un número desproporcionado de candidatos a cubrir esas vacantes. En ocasiones la cifra se eleva, sobre todo ante la apertura de un centro comercial donde se necesitan perfiles diversos. Hasta ahí todo normal porque aunque el paro haya disminuido, por desgracia son todavía muchas las personas que andan en busca y captura de un trabajo.
Cuando una persona necesita ingresar dinero a fin de mes de manera desesperada es difícil que siga consejos sobre cómo y dónde buscar trabajo.Una tienda de moda infantil ha recibido una cantidad desproporcionada de respuestas cuando pedía un perfil como éste:"Se busca dependienta de tienda de ropa. Se demanda experiencia e idiomas, buena presencia, seriedad y ganas de trabajar". La dueña está sorprendida porque no sabe cómo gestionará los 1.500 currículums que le han llegado ni qué sucederá el próximo diez de junio cuando se lleven a cabo las entrevistas.
A pesar de la necesidad de un empleo,debemos pensar si merece la pena dejar nuestros datos
El ejemplo que expongo era noticia hace una semana. Hablamos de una tienda pequeña, de una señora que decide expandir su negocio localizado en Elche, abriendo otra tienda en la capital, Alicante. Recordemos que esta mujer busca a una dependienta y tiene claro el perfil. No obstante, tanto a través de Facebook, como de correos electrónicos o por llamadas de teléfono, han tratado de ponerse en contacto con ella muchísimos candidatos.
Desbordada por la situación, es consciente de que esta avalancha de personas interesadas en trabajar en la tienda, está relacionada con la alta tasa de paro que sufre la ciudad. Hombres de cincuenta años se han interesado en ese puesto, lo cual llama su atención.
Es obvio que ante la angustia de no tener un empleo, uno se aventure a probar suerte en cualquier puesto, pero ¿tiene lógica? No, sobre todo en un negocio tan específico y dedicado a un sector como el de la moda para niños, que resulta tan concreto.
En las bolsas de empleo que todos conocemos a través de Internet, te invitan a registrarte en una oferta aunque el número de personas que ya lo están sea más que elevado, pero ¿de veras sirve invertir tu esfuerzo y esperanza en un trabajo que poco tiene que ver con tus conocimientos o experiencia?
En ocasiones, hemos tenido la tentación de apuntarnos a ofertas en las que no encajábamos, porque se piensa erróneamente: "no pierdo nada, por probar...". Y es cierto, no pasa nada: pero no te llaman y añades frustración a la que ya tienes. Por lo tanto es mejor no dejar tus datos en una empresa que ya sabes que no va a contar contigo.
Respirar antes de presentar una candidatura
Que la situación es complicada todos lo sabemos. No es normal que una oferta de trabajo para una tienda de ropa para niños reciba tantas solicitudes. Y no es el único caso. Se dan otras situaciones similares como el caso de Barcelona hace unas semanas, donde 2.500 personas acudieron para cubrir 150 puestos de trabajo en un centro comercial. Exigían idiomas como inglés, francés, chino, ruso o árabe. Además de experiencia en atención al cliente. Eso no impidió que muchas personas "probaran suerte"
De media, el año pasado se presentaron 72 currículums por cada vacante, diez más que en 2011 y 44 más que en 2008, según el informe Estado del mercado laboral en España 2012, elaborado por InfoJobs y ESADE. Evidentemente si urge el dinero vamos a probar suerte en cualquier oferta donde no pidan unos requisitos tan concretos como en los casos anteriores.
Pero el problema estriba en la cantidad de requisitos que algunas empresas solicitan. Y no es necesario que sea un puesto de responsabilidad. Si hace unos años era un poco más fácil acceder a un empleo, ahora es necesario un amplio conocimiento de idiomas, por poner un ejemplo. Es decir, la preparación académica no va de la mano de un trabajo relacionado con lo que muchos desempleados han estudiado o de sus conocimientos y experiencia.
¿Dónde dejo entonces mi currículum?
Obviamente si necesitamos unos ingresos buscaremos un trabajo por debajo de nuestra preparación si así lo estimamos oportuno, o simplemente no queda otra, pero será mejor no intentarlo con unas condiciones tan específicas como las del ejemplo. Resulta frustrante no trabajar en algo relacionado con lo que sabemos porque podríamos aportar valor, nuestros conocimientos y además sentirnos bien.
Los trabajadores en la actualidad han de realizar dos esfuerzos: el primero encontrar un empleo y el segundo ser lo suficientemente inteligente como para soportar una situación laboral alejada de su formación, aspiraciones profesionales y demás.
Se habla mucho de emprender, de montar tu propio negocio pero si somos realistas, esta opción no es viable para tantos millones de españoles, no me importa que se le llame microempresa, no todos estamos preparados para ello a muchos niveles: económico, emocional, por tiempo, por escasez de herramientas, y un largo etcétera. Por lo que si la opción de marcharse fuera de España no es la elegida, habrá que buscar un trabajo lo más cercano a nuestras habilidades.
Intentar sentirse bien en el puesto (si es que ya hemos encontrado uno) es lo prioritario. Con anterioridad expusimos el caso de un conductor de autobús que sin haber recibido ningún curso de preparación, derrochaba inteligencia emocional al sacar todo lo positivo de su rutinario trabajo, cada día.
Conclusión
Todos hemos pasado por empresas en las que no nos sentíamos a gusto por muchas razones: el sueldo, compañeros, jefes..., pero en nuestras manos estaba (dentro de las posibilidades que ofreciera el lugar) convertir un trabajo duro en una experiencia más o menos positiva, y de la que íbamos a aprender.
En principio dejaremos nuestros datos en el mayor número posible de empresas, pero antes de hacerlo impulsados por la apatía o la desesperación tomemos aire y aunque cueste, pensemos en si ese paso traerá un sí, un no o una noticia en los periódicos que nos transmita si cabe más ansiedad.
Algunos se sorprenden ante hechos como el de esa tienda y un número de personas tan elevado interesados en trabajar en ella, pero basta con practicar un poco de empatía para comprender que algunas personas prueben en cualquier sitio. Es hora de calmarse y de volver a empezar nuestra búsqueda. El estado de ánimo es lo más importante en nuestro currículum, debe figurar en lo más alto y con mayúsculas. La inteligencia emocional en estos momentos es más importante que algunos títulos para sobrevivir al desempleo.
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Imagen| Carlos Alejo