Ser propietario de un negocio es suficiente para mantenerte despierto hasta tarde en la noche inquieto debido a las preocupaciones sobre: el cierre de un acuerdo, pagar las nóminas, el despliegue de una nueva línea de productos, la compra de suministros...las pequeñas empresas impulsan la economía española y la creación de empleo, así que es lógico que las estructuras de esas pymes casi se reduzcan a un pequeño grupo de impulsores. En ocasiones estos promotores deben enfrentarse a algunos retos cuando hablamos de crecimiento:
Darse cuenta de que el tiempo, energía, esfuerzo y sacrificios que van a hacer son una sombra de lo que tuvieron que hacer frente con su primer esfuerzo. Sólo tienen que estar preparados para aceptar estos cambios y se darán cuenta de que no va a durar para siempre.
Ser más disciplinado con la gestión del tiempo. El tiempo es el único elemento que no podemos recuperar por lo que se hace imprescindible un uso sabio para equilibrar todas las reuniones, llamadas de los clientes, la creación de redes y la construcción de relaciones sin dejar de tener unos minutos para uno mismo al principio y al final del día.
No hay que querer todo a la vez. Roma no se construyó en un día. Se tomó el tiempo para construir su primer negocio y se necesitará tiempo para ampliarlo. La ventaja es que aprendió las lecciones más valiosas en la primera etapa lo que puede acortar su curva de aprendizaje.
Invertir en un mentor de negocios y formación: una especie de entrenador con quien intercambiar ideas y recibir críticas constructivas. También perfeccionar las habilidades para ser un mejor empresario.
Hacerse fuerte: los reveses son solo pequeños obstáculos para el logro de tus metas personales y financieras.
Todo lo anterior hará que seamos más maduros a la hora de hacer que el negocio se desarrolle y crezca, porque nosotros también hemos crecido ante los desafíos.
Imagen | Walter Lim En Pymes y Autónomos | Las empresas que no querían crecer, de Peter Pan a Oscar Matzerath