La flexibilidad es un valor al alza, pero hay que saber gestionarla

 

Desde la llegada de la crisis económica y el adelgazamiento de la plantilla en muchas empresas, no son pocos los trabajadores que han ido acaparando tareas adicionales a las que venían desempeñando en un principio para dar cobertura a la carga de trabajo adicional.

En muchos de los casos, las nuevas tareas asumidas guardan una estrecha relación con las que ya se realizaban, por lo que no ha supuesto la necesidad de adquirir nuevos conocimientos o habilidades, suponiendo solo mayor volumen de trabajo, que no es poco. En definitiva, una de las cualidades que se han apreciado con la propia crisis económica es la flexibilidad de los trabajadores.

Esta flexibilización, que no tiene por qué ir en contra de la especialización, nos obliga a acaparar un mayor volumen de trabajo con el mismo nivel de exigencia (o incluso superior), al mismo precio. Lo peor de todo no la propia situación en sí, sino que esta situación no se presume coyuntural, siendo necesario cambiar nuestra actitud para volvernos más proactivos y aumentar nuestra eficiencia a consecuencia de la situación económica.

Con esta situación sobre la mesa, es muy importante que los gestores de personas, directores y jefes de equipo sepan equilibrar la carga de trabajo para no generar tensiones entre los miembros del equipo, transmitiendo el mensaje de que es necesario aumentar la flexibilidad para que no se confunda con una encarnizada lucha por la supervivencia en la organización, repartiendo el volumen adicional con criterio y de forma equitativa.

En Pymes y Autónomos | La eficiencia del trabajador es muy positiva, ¿por qué no alcanzarla? Imagen | the-travelling-bum

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