En la época actual nos encontramos en una espiral de cambios constantes, que requieren de organizaciones flexibles y de una toma de decisiones muy ágil, para la que no todas las empresas están preparadas, y que sin lugar a dudas actúa como un factor diferenciador en un mercado cada vez más competitivo y cambiante.
En los últimos años se ha hablado mucho sobre esta cuestión, y aunque es cierto que las grandes compañías se sitúan en una posición aventajada respecto a las más pequeñas, estas últimas también pueden ganar en este sentido con la implementación de una cultura de rotación.
Para lograrlo resulta muy conveniente diseñar un plan de estructura, y aunque por las necesidades de la producción o del servicio necesitemos contar con profesionales de los perfiles más variopintos, debemos agilizar y flexibilizar a nuestra organización para poder hacer frente a distintos escenarios y circunstancias.
Esta tarea que muchas organizaciones califican de positiva, pero a pesar de ello son pocas las que se deciden a implementarlo en su día a día, ya sea por pereza o por falta de incentivos. Siendo una actitud muy recomendable para las empresas de nueva creación, de tal modo que al implementarlo en su propia cultura se dota a la organización de la flexibilidad que pueden necesitar en el momento menos esperado.
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