Retomamos nuestros análisis en clave empresarial del programa presentado por Chicote en laSexta. Lo hacemos con la pesadilla en la cocina del 34 Bar, en Cercedilla, y que podéis ver completo en el siguiente enlace. En los próximos días recuperaremos el tiempo perdido publicando posts sobre el resto de programas de esta temporada que se habían quedado en el tintero.
En esta ocasión el coaching de Chicote gira sobre un establecimiento que es poco más que un bar. Algo que no pasaba en las primeras temporadas, y que sin embargo en esta ya ha habido más de un caso. Si fuese un gastrobar, algo con cierto nivel, se podría entender, pero en algo que apenas se aproxima a un hamburguesería, es un tanto chocante.
Jugando a los restaurantes y todo por la fama
El negocio esta gestionado por una pareja, Laura y Juan, 26 y 25 años respectivamente, apoyados por la hermana de aquella, Estefanía, con 18 años. Aunque no se acaba de clarificar del todo, parece que, a pesar del rollo cooperativa, dueña, dueña, sólo hay una, Laura.
Chicote menciona en un momento que estos chicos están jugando a los restaurantes.Se queda corto. Es chocante que Laura se atreva a presumir de experiencia del equipo con lo que se va a ver a continuación, pero es que su falta de coherencia es abismal cuando explica su primera experiencia en hostelería con 19 años, que duro 8 meses y lo dejó debido a que le dio un zamacuco por stress, calificándola como exitosa, diciendo que si pudo con aquello (¿qué entiende esta mujer por poder), podría con esto.
Hay quien pude creer que esto forma parte de la burbuja emprendedora, del fomento de la incoativa empresarial por parte de los jóvenes, de esa suerte del estudias o emprendes. Pero me temo que realmente la burbuja a la que asistimos aquí es otra muy distinta, una burbuja mucho pero, la burbuja del famoseo y del quiero ser artista (algo muy propio de la capital, como ya he comentado en algún otro episodio de este programa).
Lo del rinconcito para acústicos de la planta superior casa bastante bien con que aquí lo que se busca es promocionar la carrera musical de las dos hermanas, no hay más que ver la pagina de Facebook del local. De ahí que una de ellas, la supuesta responsable monte un negocio, y no estañe en el de lunes a viernes. El negocio está supeditado al verdadero interés profesional de la una y de la otra.
Todo esto destila inmadurez de una manera sangrante, por mucho que vayan soltando eso de que la prioridad es llenar la nevera, mensaje que no es coherente con la forma de actuar de quien lo emite.
Los neococineros y las gamas alimenticias
En Cercedilla hace fresco. Y en ese local del 34 más aún, ya que, como Chicote descubre, la comida que se trabaja es totalmente congelada, lo que hace que se lleve las manos a la cabeza, afirmando que para eso no hacen falta ni cocineros ni cocinas, que con una freidora y un microondas es más que suficiente.
Pues esa es en esencia la realidad de un nube número de establecimientos de este país, donde se trabaja básicamente con terceras, cuartas y quintas gamas a tutiplén. Por cierto, que el propio Chicote en más de un caso como solución parcial también lo ha recomendado, como en el caso de La Goyesca.
El problema reside cuando el 100% de lo que sale de la ¿cocina? es prefabricado y, ademas, apenas se tunea. Pero entre nosotros, que nadie se engañe, nos cuelan más de una y de dos veces este tipo de preparaciones. ¿Por qué?
Pues en esencia debido al algo que venimos denunciando desde estas páginas, la falta de respeto al profesional de la hostelería, y al profesional en general. Es mentira que el talento está sobrevalorado en nuestra sociedad. Aquí el talento no se paga, y en los restaurantes se prefiere malgastar el dinero en la empresa de congelados antes que en profesionales serios (profesionales que, seguramente, serían calces de detectar el bluff de gerencia que tienen por encima, otros motivo adicional al del coste para causar incomodidad).
De un modo consecuente, la falta de respeto al profesional deriva en una falta de respeto al cliente. Sé que el producto que sirvo es una mierda pero me da igual. Lo saben los tres que están allí perro no hacen nada por remediarlo.
Relaciones personales y negocios
Volvemos a viejos temas que ya hemos tocado: familiares y otros animales que no hayan contribuido a la financiación del negocio deben mantenerse alejados del mismo, de la gestión, valorando sus opiniones en la medida en que corresponden. Entre poco y nada. Permitir que se paseen todos los días por el negocio a debatir sus ideas dos personas que, por lo que se ve, tienen poco que hacer, es una irresponsabilidad, más allá de darle juego al programa de Chicote.
Dejando de la lado las relaciones familiares y centrándonos en las de pareja, el que una pareja sin una buena base de conocimiento mutuo monten un negocio juntos es suicida. Si un negocio entre profesionales que son pareja exacerba las tensiones, eleva el stress y es difícil de gestionar, entre dos pipiolos que apenas se conocen y con una experiencia inexistente en lo que han de desarrollar sólo pude recabar de una manera: mal, como de hecho ha acabado.
¿Conclusión? Si quieres a tu pareja, piénsatelo muy bien antes de montar un negocio con ella. Quizás ganas mucho más con su apoyo desde fuera que jugando juntos a los emprendedores.
Más información | F.M. Food and Music En Pymes y Autónomos | Pesadilla en la cocina del Anou, Valencia