Por primera vez el programa de Chicote se encarga de un restaurante italiano, adentrándose en la pesadilla en la cocina del Vivaldi, en Barcelona, un restaurante pizzería fundado y dirigido por italianos, concretamente por Giulianno, con un carácter eminentemente familiar (de hecho impulsor de otros negocios del mismo tipo llevados por sus hermanos).
¿El problema? Giulianno sabe, pero no quiere/no puede, como se puede observar durante todo el programa. Atraviesa un bajón anímico evidente, motivado en teoría por la separación de su mujer, algo que arrastra desde el 2006 y que le hace actuar con una dejadez evidente. Es evidente que todo le da igual. Y el problema es que esto ha llevado al local al punto del desahucio inminente, arrastrando a su familia, especialmente a su hijo de 17 años que es el acude a Chicote.
Negociando que es gerundio (I)
Que la situación personal o familiar afecta directamente al desempeño es evidente. Que el balance vida personal/profesional es necesario también. Pero, siendo claro, ya lo hemos visto en otros muchos programas de Chicote. Entiendo que ver arrastrar los pies a Giulianno puede resultar interesante para los amantes del melodrama, pero para mi no (el recurso facilón al niño en brazos, al que sólo le faltaba decir algún día todo esto será tuyo, es taaaaaan simple...)
Sinceramente, hay dos momentos mucho más interesantes y relevantes para aquellos que intentamos sacar del programa alguna enseñanza empresarial. Y se nos han hurtado, los han escamoteado o adulterado. Y es una auténtica pena. ¿Cuáles eran?
Para empezar la negociación con el propietario del local, el que debe estar hasta el moño de que Giulianno no le pague y cuenta con una orden desahucio entre las manos. ¿Cómo ha logrado Chicote parar el desahucio? Pues yo lo tengo más o menos claro. A cambio de la inversión en el relanzamiento del negocio, de la adecuación de un local viejuno, de la publicidad televisiva y mediática que va recibir, el desahucio se paraliza . Lo que se logra es un acuerdo paralizando el mismo.
Me parece una jugada inteligente por parte del propietario. En última instancia lo que un propietario desea es cobrar una renta, cortar el cupón de su bono inmobilario, así que está bien dar una oportunidad antes de arriesgarse con un local a colocar en un mercado incierto. Y si tiene que llevar a cabo el desahucio en la situación actual, mejor hacerlo con un local revalorizado (nueva decoración, instalaciones, publicidad televisiva y promoción por internet).
En palabras de otro italiano experto en negocios, una oferta que no podrá rechazar.
Negociando que es gerundio (II)
La otra pata negociadora es la llevada a cabo con los proveedores, concretamente con la distribuidora de productos italianos Negrini. debemos ser conscientes de que los proveedores buscan constantemente nuevos puntos de distribución /consumo para sus productos. Y especialmente las marcas o empresas que intentan introducirse o que son muy de nicho.
Ya en su día os hablé de las cervezas, y de la posibilidad incluso de que nos financien como si fueran un banco. También de lo que lo implicaba y de los riesgos que supone. Me consta que son los que tienen un sistema más elaborado en el sector, pero también que otros están empezando a hacerlo.
Evidentemente no es el caso de Negrini, pero tampoco es cierto lo que dicen de que se trata de una ayuda desinteresada. Conseguir que tu marca y tu misma salgáis en un programa en horario de máxima audiencia, además como los buenos de la película, eso de desinteresado poco o nada. Desinteresado hubiese sido permanecer en el anonimato. Ojo, que me parece inteligente y válido, pero por favor, los actos por su nombre.
Por cierto que la directiva consigue también promocionar la Escuela de Hostelería Hofmann de la que forma parte, y que me consta que es de primer nivel, Hofmann, así que dos por el precio de uno. O más bien tres, y es que nada como formar a profesionales hosteleros de nivel para tener posteriormente acceso comercial a los mismos. Es algo que han elevado a la enésima potencia los chicos de las consultoras y auditoras que diseminan a sus excachorros por empresas clientes para luego conseguir contratos de asesoramiento, inspección contable, etc...
Potencia con control
Que al negocio le falta un punch energético es evidente. Que ese rol lo pueda asumir alguien tan joven y novel como el hijo, me resulta forzado, muy forzado como guión, pero que sin duda la media de espectadores comprará a gusto. ahora bien, si entramos en el juego de la suspensión de credulidad que proponen Chicote y su equipo, podemos darle una vuelta de tuerca al tema.
Llevamos ya unos cuantos posts diciendo que este tipo de negocios vienen a ser como ballets, donde hay que medir los tiempos, los pasos perfectamente, que cuentan con su propia coreografía. Pues bien, detrás de todo ello se encuentra una de las fuerzas más poderosas del Universo, la voluntad. La energía, el deseo, la fuerza, las ganas, la actitud, el "hambre" es lo que mueve a hacer un buen plato, tener un gran restaurante, y en general, hacer viable cualquier tipo de negocio.
Un empresario, en su rol de gestor de equipos debe ser un líder, alguien capaz de insuflar energía a la gente cuando está abajo. Pero también debe quitar energía de ese circuito cerrado empresarial cuando sea necesario. Debe evitar que la empresa se convierta en una suerte de ruleta rusa, debe tamizar los inputs, alisarlos, para conseguir que su gente no se vea alterada y desarrolle una linea ascendente sin picos. Ese rol de líder "regulador" es algo que echo en falta muchas veces, y lo que te acabas encontrando son jefes que se limitan a amplificar las presiones exteriores.
Promociones, divino tesoro
En el programa anterior vimos a Chicote promocionar los productos del nuevo restaurante alemán Prost!!! con un carrito en un campus universitario. Aquí se apunta a un concurso de comedores de pizza. Me parecen actividades correctas, que tratan de romper las barreras con el publico potencial, potenciar el boca a boca, acercar nuestro negocio a la calle, que es donde está el dinero.
Ahora bien, se me quedan cortas. Al final lo que se trata, en buena medida, es de crear comunidad alrededor del negocio, de desarrollar lazos que hagan que nuestra gente no se deje seducir fácilmente por la competencia, de darles un plus que nos permitan unos márgenes y volúmenes más elevados. Y creo que en el caso del Vivaldi, si se quiere posicionar como un auténtico restaurante italiano se me ocurren bastantes actividades:
- Actividades extraescolares con academias de italiano.
- Cursos de cocina para empleados de empresa, particulares...
- Organizar catas de productos italianos entre clubs de gourmets y aficionados a la buena mesa, en colaboración con foros de internet y distribuidores que financian este tipo de actividades con bastante frecuencia.
- Servir de local para charlas sobre cultura italiana, proyecciones de películas o documentales...
- Organizar viajes gastronómicos a Italia.
En definitiva, actividades que nos posicionen como un referente de la comida italiana de calidad, que fomenten el tráfico de clientes por nuestro local, y que hagan que se multipliquen las referencias entre personas y en la Red acerca de nuestro negocio. Exigen moverse y adoptar una actitud muy distinta a la tradicional, pero nos sorprendería saber la cantidad de gente dispuesta a colaborar en las mismas si somos capaces de ganárnosla mínimamente.
Pero, por supuesto, nada de esto es suficiente sin que la masa esté en su punto. Y es que son sólo negocios.
Más información | laSexta, Restaurante Vivaldi En Pymes y Autónomos | Pesadilla en la cocina de La Tana, Pinto