Una de las soluciones para muchos negocios de hostelería con la llegada de restricciones, toques de queda, etc. está en los servicios a domicilio. Muchos bares y restaurantes no utilizaban esta modalidad antes del COVID y se han tenido que adaptar improvisando lo mejor que han sabido. En muchos casos tirando del recurso de las aplicaciones online que ofrecen este servicio, Uber Eats, Glovo, JustEats, etc. El problema son las altas comisiones que representan este tipo de servicios. Por eso interesa saber ¿cuántos pedidos tienes que servir para que salga a cuenta tener nuestro propio repartidor?
Porque de cada pedido se llevan aproximadamente un 30% en algunos casos incluso más todavía. Esto supone que si al final del día hemos vendido 500 euros en pedidos a domicilio, en nuestra caja quedarán solo 350. Si mantenemos una media de 2.000 euros a la semana en facturación para repartir, a final de mes nuestro socio se llevaría aproximadamente unos 2.400 euros. Si queremos contratar a un repartidor con esta cantidad tendríamos margen para hacerlo por nuestra cuenta.
La falta de previsión juega a favor de empezar el reparto con plataformas online
Esto nos daría para cubrir los costes laborales de un repartidor a jornada completa. O dos a media jornada, en función de cuando se concentran más los pedidos. Este sería el principal coste fijo, pero no el único. También tenemos que incluir los vehículos, seguros y combustible. Esto sin tener claro cuánto se va a facturar en servicio a domicilio no es tan fácil de afrontar.
Además hay que contar que muchos de los clientes que solicitan que llevemos comida a sus casas lo hacen atraídos por el poder de concentración de las plataformas. Son ellas las que traen al cliente y su pedido. Algo similar a lo que ocurre con las plataformas de reservas online, que se quedan con una parte importante del gasto que realiza el cliente por cada reserva confirmada.
Todo esto supone una merma de beneficio que complica la supervivencia de muchos locales. Especialmente si están orientados para el servicio en sala. En este sentido ahora es una ayuda porque no hay trabajo, pero llegado el momento de la recuperación muchos dejarán de ofrecer este servicio. Porque además el coste por comensal suele ser más bajo, ya que en sus pedidos no suelen incluir tantos aperitivos, postres y sobre todo bebidas.
Es algo similar a lo que ocurrió con el uso de los cupones descuento en la crisis de 2008, fueron un parche para atraer clientes pero para la mayoría no es una solución duradera cuando se recupera la normalidad. Porque al final el número de servicios que puede dar un restaurante es limitado, el número de fogones que tiene es limitado y se priorizará aquello que nos deja más margen de beneficio.
¿Hay alternativas que nos dejen margen de beneficio para trabajar con restricciones?
¿Qué podemos hacer para conjugar rentabilidad y trabajo en condiciones de restricciones de aforo? Pues potenciar sobre todo la opción de para llevar, para que los clientes nos encarguen pedidos y vengan a recogerlos a nuestro local. Para ello es importante ofrecer descuentos, que sean atractivos, pero no se lleven tanto margen como el envío a domicilio.
Y fidelizar, intentar que los clientes repitan y se conviertan en fieles a nuestro negocio tanto en la opción de a domicilio como para llevar. Si además cuando se recupere la normalidad se incorporan a nuestra lista de clientes en sala habituales mejor todavía.