Se acaba de conocer la lista de Interbrand donde aparecen las 100 marcas con más influencia a nivel global. Esta consultora publica anualmente un listado donde se refleja la percepción que tienen los consumidores sobre la influencia que las marcas tienen en los mercados.
Analizando la lista y las empresas que la componen se hace más evidente que, a pesar de la irrupción de las marcas blancas, el tener un nombre que el mercado reconoce es un gran activo y refuerza la presencia de la empresa en su mercado y entre sus clientes o potenciales clientes.
Basta sólo fijarse en dos claros ejemplos, Apple y Zara. Apple, a pesar de figura en el puesto 17 y no es la primera en el sector tecnológico, destaca porque su nivel de influencia ha crecido, en el último año, un 37%. Evidentemente la salida al mercado del ipad o del iphone ha reforzado esa imagen y le ha supuesto un aumento de ventas brutal.
Un caso parecido es el de Zara y su reciente apertura de su tienda on-line, que independientemente de su mejor o peor desarrollo técnico, levantó, hace un par de semanas, una espectación inusitada.
Porque las marcas, una vez que calan en el público, pueden influir de tal modo que arrastran a una legión de fans y garantizan un alto volumen de ventas.
Pero cuidado, el éxito de una marca no es eterno si no se cuida, y el caso de BP es un claro ejemplo. La petrolera británica ha desaparecido de la lista de las 100 tras el deterioro de su imagen a consecuencia del vertido en el Golfo de Mejico.
La marca transmite una imagen y el comportamiento de la empresa debe corresponderse con esa misma imagen. Es importante, antes de lanzar una marca, que definamos que valores, que características, que estratégias y que politicas de empresa vamos a llevar a cabo. No tendría ningún sentido que la marca Apple, que transmite innovación tecnológica no se correspondiera con una estrategia de empresa que no fuera la de aparecer regularmente en el mercado con nuevos productos, aplicaciones o servicios.
Es lo que los clientes esperan de la marca y, por ende, de la empresa y ésta no debe defraudarles si no quiere perder su posicionamiento, su influencia y todo lo que esto conlleva.
Vía | El Economista En Pymes y Autónomos | El valor de la marca, mucho más que un nombre Imagen | Yutaka Tsutano