No se si es un recuerdo del cambio de cromos de la infancia, pero intercambiar la tarjeta implica cierta complicidad entre las personas que lo efectúan. La verdad es que es una cuestión que se puede resolver digitalmente, aunque el intercambio por esta vía resulte más frío.
Sin embargo, el principal inconveniente para que la tarjeta de visita digital no acabe por imponerse es la falta de un liderazgo reconocido. No hay una aplicación que se imponga como clara ganadora, que de facto, sea un estándar para el intercambio de datos e información de contacto.
En este sentido, al final si ambos no tienen la misma aplicación con la que han creado su tarjeta digital no sirve de mucho. Por eso al final el formato estándar acaba siendo la tarjeta en formato de papel. Cuestión diferente es que nuestro tarjetero, este si, ya sea digital.
Sobre todo porque son muchas las aplicaciones que tenemos a nuestra disposición para escanear estas tarjetas de visita, con reconocimiento OCR que nos incluyen todos los datos de contacto, para incorporarlos en nuestro smartphone. Luego ya es cuestión nuestra decidir si los incorporamos como contactos, o los dejamos sólo en el tarjetero digital.
Por esto creo que a pesar de que la tecnología se incorpora cada día más a nuestro trabajo, la tarjeta de visita todavía tiene un recorrido en su formato tradicional. Eso si, si las vamos a utilizar, lo menos que podemos hacer es que sean además de un primer contacto, reflejen nuestra personalidad como empresas o profesionales. No perdamos la oportunidad de dejar una buena imagen en esta primera toma de contacto.
En Pymes y Autónomos | ¿Han muerto las tarjetas de visita?
Imagen | César Santiago Molina