Uno de los principales problemas que tiene el residir en un solo lugar durante un largo período de tiempo es la limitación de la capacidad de contraste que se tiene a la hora de valorar acontecimientos, a la par de mostrar una apreciación sesgada de los mismos.
Si trasladamos esta reflexión al plano empresarial, se traduce en que cuando tenemos la oportunidad de salir fuera adquirimos un nuevo prisma a través del que analizamos los distintos acontecimientos, lo que nos dota de la habilidad para detectar riesgos y oportunidades. Con ello no quiero decir que sea imposible innovar si no salimos fuera, pero si lanzar el mensaje de la importancia de tener una visión internacional para desarrollar nuestra visión emprendedora.
Piensen por un momento en algunos casos de éxito empresarial de empresas extranjeras, y también en cuántos españoles han conseguido triunfar en los destinos en los que se han establecido. Una tendencia cada vez más se ha hecho más frecuente, hasta el punto de que cada vez son menores los casos de éxito locales que surgen sin influencia 'externa'.
Tal vez algunas de los negocios que hayamos visto en algunos lugares del mundo no sean aterrizables para otras zonas concretas, ya que muchos de estos se ven afectados por variables sociales, demográficas, económicas e incluso culturales. Pero algo que siempre es extrapolable es la capacidad y la habilidad para ver un 'negocio' dónde otros no ven nada, además de la capacidad de adaptar lo aprendido a un entorno concreto. Recuerden la mítica frase de que "alguien vio Las Vegas cuando otros solo veían desierto".
En Pymes y Autónomos | eficiencia
Imagen | La capacidad de innovar se puede aprender