Cuando un cliente se dirige a un profesional para la contratación de un determinado bien o servicio, casi siempre pensamos que lo hace porque en él encontrará lo que demanda en las mejores condiciones, pero en muchas ocasiones, buscamos un ‘algo más’ que en ocasiones, excede a las propiedades del bien o servicio que se nos ofrece.
En relación a lo anterior, hoy quería señalar que muchos empresarios, sobre todo los que regentan un pequeño negocio o desarrollan una profesión liberal, han de ejercer de psicólogos, compañeros de aficiones, e incluso de consejeros espirituales, para así lograr fidelizar a nuestros clientes.
Todos tenemos presentes el caso del frutero que ejerce de consejero alimenticio, el caso del médico que ejerce de psicólogo, el ferretero que comparte aficiones con su cliente, y así un largo etcétera de combinaciones que se dan con una mayor frecuencia de la que pensamos.
Estos ‘añadidos’ por supuesto no se encuentran definidos en ningún manual profesional, sino que en función del perfil de nuestro cliente deberemos aprender este tipo de habilidades, que ganan una mayor importancia tanto en cuanto la estandarización de los bienes o servicios es elevada en un determinado submercado.
En Pymes y Autónomos | Es importante saber hacerlo, pero también saber venderlo
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