Me refiero a que el proveedor de nuestra aplicación de facturación online, por citar una de las que pueden ser más críticas para nuestro negocio, decide aumentar los precios un 50%, haciendo que esta aplicación ya no sea rentable para nuestra empresa. Estos miedos existen, pero lo mismo puede ocurrir con el software instalado cuando tenemos que afrontar una renovación o una actualización.
Pongamos el caso de que cambian una ley y tenemos que adaptarnos a una nueva forma de facturar, entregar otro nuevo modelo a la AEAT, etc. Estamos obligados a actualizar nuestro software y si el proveedor decide subir el precio un 50% para la nueva versión o cobrar la actualización, vamos a tener el mismo problema.
Ante esto lo único que podemos hacer es buscar una aplicación distinta. En este sentido la competencia entre aplicaciones nos favorece, para que ninguna abuse debido a su posición dominante. Si sube mucho el precio de la aplicación perderá clientes, por lo que no aumentará ingresos, sino que se producirá el efecto contrario.
Por eso nos interesa elegir siempre aplicaciones que tengan facilidad para exportar los datos, que podamos llevarnos con nosotros e implantarlos en la nueva solución elegida sin que ello suponga un gran trabajo extra. La interoperabilidad de las aplicaciones es básica a la hora de migrar de una a otra.
De todas formas muchas de las empresas que tienen estos miedos, luego se lanzan alegremente a comprar aplicaciones online para smartphones, donde aquí no evalúan el impacto que tendría para su negocio que con una actualización del sistema operativo, por ejemplo, tuvieran que volver a pagar por dichas aplicaciones.
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