Esta alternativa, aunque disponible para todos tiene sus inconvenientes. El primero de ellos y más evidente es el de la seguridad. Si ya somos propensos a perder una memoria USB, si tenemos todo el sistema, junto con los datos, el resultado si perdemos la memoria puede ser trágico. Siempre podemos intentar solventarlo con cifrado, pero a no ser que fuera a nivel de hardware, puede resultar poco práctico.
Beneficios del sistema en tu USB
La principal ventaja tiene que ver con la productividad. Estamos trabajando siempre con las mismas herramientas, tanto en casa como en el trabajo, el mismo escritorio, con sus accesos directos, los mismos programas, etc. ¿Pero no podemos conseguir todo esto instalando la misma versión de Linux tanto en casa como en el trabajo?
Pues lo cierto es que sí, pero por mi experiencia, al final aunque tengamos lo mismo, nunca es lo mismo. Me explico, los programas con el tiempo se van instalando y desinstalando, los complementos para algunos de ellos y lo mismo con los marcadores y favoritos de los navegadores. Aunque este último aspecto ha mejorado mucho con la sincronización en los últimos años.
Un ejemplo puede ser el correo electrónico, manejado siempre desde el USB, pero hay muchos más programas con los que podemos beneficiarnos. Otra de las ventajas es tener un sistema con el que podemos trabajar en casa más seguro. De esta manera no mezclamos ámbito personal y profesional, evitamos contagios de malware entre un equipo y otro, etc.
Por último, los datos también tienen su importancia. Guardamos todo en nuestra unidad USB, sin tener que sincronizar con la nube, ni tampoco tener en cuenta dónde guardamos los datos, si en el equipo de casa o en el del trabajo. Además del sistema podemos crear una partición sólo para guardar datos, sin mayores inconvenientes.
Inconvenientes de tener tu sistema en una unidad USB
En este caso notaremos que el sistema es una mayor lentitud, sobre todo en el arranque del sistema, hasta que carga y las primeras veces que se inicia en un equipo. Pero esta opción depende mucho del tipo de equipo en el que nos conectamos, la memoria que tiene disponible, etc.
En los equipos con poca memoria puede resultar demasiado lento como para compensar su uso. Sin embargo, una vez que ha arrancado el sistema se comporta de forma bastante fluida. Podemos trabajar de forma correcta y la mejora de la productividad puede compensar estos inconvenientes.
Cómo crear el sistema para que arranque desde un USB
Lo que necesitamos para crear el sistema es una memoria USB, que deberá tener una partición de unos 2 GB para el sistema, aunque dependiendo del sistema puede ser menor.Además necesitamos una imagen de la distribución que vamos a utilizar y la herramienta para crear la unidad. En este caso podemos utilizar las mismas que vienen con cualquier distribución.
Lo siguiente es seguir todos los pasos y en unos pocos minutos tendremos nuestra memoria USB con nuestra distribución favorita. Para optimizar al máximo su uso, desinstalaría todos los programas que no voy a utilizar pero que vienen por defecto con la distribución que hemos elegido. De esta forma aligeramos un poco el sistemas y su arranque.
¿Es factible en la pyme?
Hemos hablado de como crearlo a través de Linux, pero para sistemas Windows existen distintos tipos de programas que nos pueden ayudar a crearlo. El principal problema es que necesitamos una licencia de Windows que nos permita ejecutarlo indenpendientemente del hardware. Este es el punto más débil, ya que estas licencias son o más costosas o por volumen, con lo que ya podremos usar Windows To Go. Esta opción es buena si usamos Windows 7 o XP.
En todo caso seguro que muchos prefieren en lugar de montar un sistema de esta manera adquirir un portátil y tener las mismas ventajas pero con mejor rendimiento. La opción de USB está más pensada para trabajar en equipos de sobremesa, tanto en la empresa como en casa.
En Tecnología Pyme | Windows To Go, para llevar tu sistema en una memoria USB y utilizar en varios equipos