Porque muchas veces las memorias son particulares pero se usan para algún que otro tema de la empresa en un momento puntual, o viceversa y al final mezclamos información personal y privada en el mismo dispositivo. Lo ideal es utilizar una memoria de empresa sólo para el uso corporativo, tal y como nos dan otras herramientas, pero no siempre se sigue esta práctica.
En ocasiones se utilizan dichas memorias corporativas también para cuestiones privadas. Y luego nos encontramos que al conectar la memoria nos aparecen películas, música o, lo que es peor, fotos del último evento familiar, que se visualizan en miniaturas. Igual con determinado software que podemos llevar en la memoria. Mejor no enseñar en casa del cliente según que cosas.
Aquí hay que tener un poco de sentido común y procurar tener la información ordenada en carpetas. No es lo mismo ver una carpeta llamada Fotos que ver las fotos de aquel compañero que la lió la última cena de Navidad. No podemos permitir tirar por la basura la imagen de nuestra empresa solo por no haber organizado correctamente la información que trasladamos en nuestra memoria USB.
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