Esta alternativa es muy útil en las empresas donde gran parte del gasto de impresión se hace para el consumo o trabajo interno. O dicho de otro modo, aquellas empresas cuyos trabajadores tienen la costumbre de imprimir un documento que necesitan para trabajar, ya sea para tomar datos, para pasarlo al sistema de gestión, etc.
En muchos casos, el monitor elegido como secundario es panorámico, pero utilizado de forma vertical si la tarjeta gráfica lo admite. De esta manera se conforma como una opción ideal para tener abierto un documento, un correo o una hoja de datos y poder ir procesando los datos sin mayores problemas, teniendo una página completa tamaño DIN-A4 a la vista.
Más que conseguir otro monitor, en muchas empresas el problema es la gráfica del equipo. En muchas organizaciones ahora sobran estaciones de trabajo, sobre todo debido a reducciones de personal. Por lo tanto, podemos disponer de otro monitor sin problemas. Sin embargo, en ocasiones la tarjeta gráfica no permite conectar dos monitores. No es una ampliación que sea muy costosa, y además el rendimiento del equipo, que en muchos casos utilizan gráficas integradas puede mejorar bastante.
El ahorro que conseguimos en impresión con este modelo de trabajo puede resultar realmente importante. Sobre todo porque este tipo de tareas se suelen repetir de forma habitual, por lo que en la factura al final de mes se traduce en una cantidad importante, tanto si la impresora es de nuestra propiedad, como si es de pago por copia.
En caso de no poder disponer de un segundo monitor, y si tenemos una pantalla panorámica, siempre podemos intentar acoplar las dos ventanas al tamaño disponible, y en caso extremo utilizar atajos de teclado para ir cambiando de una aplicación a otra de forma rápida. Si tenemos monitores pequeños y en formato 4:3 será nuestra única opción.
En Tecnología Pyme | ¿Somos más productivos con dos pantallas o una de gran tamaño? Imagen | mikecogh