Todavía son muchas las empresas donde existe uno o varios portátiles que se usan por los empleados según sus necesidades de movilidad, es decir, lo coge aquel que tiene que viajar, que tiene que salir a visitar un cliente o realizar un presentación, por citar varios ejemplos. Por lo general son siempre los mismos usuarios los que realizan estas tareas por lo que se acaba confundiendo uso con propiedad.
Y al final se acaban instalando o guardando datos personales en el portátil del trabajo, se ha instalado alguna aplicación que no se debía, etc. Estas cosas que pasan cuando poco a poco vamos haciendo nuestra una herramienta que en realidad tenemos prestada. Por eso en muchas ocasiones surgen estas reticencias, nos queremos llevar el portátil de vacaciones con la excusa de conectarnos al correo del trabajo o cualquier otra cosa antes que dejarlo.
Para evitar este tipo de cuestiones lo que muchas organizaciones ponen en práctica es que nunca tengamos el mismo portátil. Tenemos un grupo de portátiles todos iguales y cada usuario una memoria USB donde prepara y guarda los datos que va a utilizar. De esta manera se evita el uso personal del equipo y las reticencias a cederlo cuando no lo estamos utilizando.
No es algo que ocurra sólo con los portátiles, lo hace también con teléfonos móviles que son dispositivos de uso más personal, pero también con coches de empresa o equipos de sobremesa, donde a veces la gente se molesta si alguien se ha sentado en su puesto cuando estaba de vacaciones, a pesar de que cada uno tenga su propia sesión de trabajo y no se interfiera en el trabajo de los demás.
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