La novedad que introducen este tipo de libretas es mantener un ámbito de notas que será público y que podremos compartir con el resto de nuestro equipo, pero también que va a mantener una parte privada de dichas notas, es decir, tenemos un espacio donde lo que anotamos en nuestra libreta sólo lo podrá ver el propietario de la misma.
Una vez que tenemos la nota manuscrita la capturamos con la cámara del smartphone y la añadimos a Evernote. Una vez que ya la hemos digitalizado nos ofrecerá dos alternativas a la hora de compartirla, compartir sólo la parte pública o compartir la nota entera. De esta forma, dependiendo de con quién queremos colaborar le daremos acceso a una información o a otra.
Como en la anterior versión de la libreta Moleskine de Evernote, seguimos teniendo las pegatinas o stickers, de los que podemos definir el comportamiento que tendrán en la configuración de Evernote, de manera que al capturar una nota que incluya uno de ellos ya sabe de forma predeterminada lo que debe hacer.
El único pero que podríamos ponerle es que las libretas no son las más económicas que va a tener la pyme, aunque eso si, la calidad de las mismas está a la altura del precio y aguantan en perfecto estado hasta el último día de uso, algo que por experiencia propia resulta de gran utilidad para los adictos a las notas, tanto manuscritas como digitalizadas.
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