Son distintas causas las que han provocado que su impacto en la productividad de la empresa se haya reducido: la desarticulación de bonets que eran responsables de gran parte del tráfico mundial de correos basura que llegaban a las empresas, una mejor formación de los usuarios que detectan mejor los correos sospechosos de ser spam y no los abren o eliminan directamente. Pero también un mejor funcionamiento de los filtros antispam que se utilizan.
El caso es que tengo la sensación, y por favor, corregidme si me estoy equivocando o si en vuestras empresas no es así, que el spam ha dejado de ser un problema. O simplemente es que quizás ahora el foco de la seguridad se ha vuelto hacia el phising, la suplantación de identidad y el robo de datos a través de redes sociales o aplicaciones para dispositivos móviles.
Esto no quiere decir que se tenga que bajar la guardia. Basta con comprobar el filtro antispam de nuestro servidor de correo para saber si se puede o no eliminar. Una cosa es que haya dejado de ser un problema y la hemorragia esté controlada y otra cosa es que ya no tengamos que poner vendas para taponar la herida.
Realmente creo que los mismos mensajes que llegaban antes por correo electrónico han cambiado de canal. Si los usuarios antes se comunicaban a través del correo, cada vez más lo hacen a través de las redes sociales, y quizás es este canal el que atrae más la atención de los ciberdelincuentes. En parte gracias a esto, las empresas no pierden productividad por tener que ir eliminando correos que se han colado y que recibidos por los usuarios van directamente a la papelera.
En Tecnología Pyme | Cuidado con propagar el spam desde las redes sociales de la empresa