Fundamentalmente para los miembros de nuestra empresa, para que mientras están en nuestras oficinas puedan preservar sus tarifas de datos. Esto supone un ahorro, puesto que podemos contratar tarifas de datos más ajustadas a las necesidades de movilidad real de los trabajadores, es decir, cuando están fuera de la oficina.
Pero también necesitamos un adecuado dimensionamiento. Un punto de acceso WiFi tiene una serie de limitaciones, en lo que a número de usuarios concurrentes se refiere, que pueden hacer que la experiencia sea realmente mala. Ejemplos tenemos muchos, en ferias y convenciones, donde tenemos salas con escasa cobertura y redes WiFi insuficientes para el número de asistentes. Algo a tener en cuenta si organizamos algún evento.
Por otro lado, ya que hemos hecho la inversión necesaria para tener una infraestructura WiFi adecuada para nuestra organización podemos aprovecharla más allá de los teléfonos móviles, sobre todo con aquellos usuarios que trabajan con equipos portátiles, siempre que no tengan disponible una toma de red.
Otro de los retos es ofrecer una red WiFi a clientes y visitantes en nuestra empresa. Por lo general, lo más interesante es mantener dos redes separadas, por un lado nuestra red interna y por otro, una red de cortesía que tendrá acceso a Internet, pero no comunicará con nuestra red de trabajo.
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