Su medio de difusión habitual es el correo electrónico, por lo que debemos tener una buena base de datos de clientes a los que les interese recibir esta comunicación. Una de las ventajas que tiene esta comunicación respecto a las redes sociales es un menor ruido, puesto que cuando el cliente decide leer nuestro newsletter sólo a encontrar lo que nosotros hemos creado.
Como en el caso del email marketing respecto a las redes sociales, la tasa de conversión y de apertura, el impacto que logramos, en definitiva, es todavía bastante bueno con esta herramienta. Claro que mantener el interés de los clientes a lo largo del tiempo depende mucho de los contenidos que ofrecemos.
Al igual que en las nuevas formas de comunicación, los blogs o las redes sociales, el contenido es el rey. Si no somos capaces de ofrecer contenido de utilidad para los seguidores, acabarán por darse de baja, tanto para recibir nuestro newsletter como en las redes sociales, ya que no les aportamos nada interesante.
Por último, debemos tener en cuenta que existe un número importante de usuarios cuya fuente fundamental de información sigue siendo el correo electrónico. Lo complicado está en crear un contenido que de verdad interese. Ponerlo a disposición del cliente es más sencillo, ya sea por métodos tradicionales como el newsletter o más actuales como blogs o redes sociales.
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