El problema es que el cliente no siempre está en su domicilio y esto complica la entrega. Es necesario avisar y consensuar un horario de entrega, lo que obliga a realizar un mayor esfuerzo logístico y de planificación. Si no se hace de esta manera al final la imagen que sale perjudicada es la de la tienda online que nos ha vendido el producto.
Al final el producto que íbamos a tener en nuestro hogar al día siguiente resulta que lo tenemos una semana después y tras haber tenido que recogerlo nosotros en el almacén de la empresa de transporte. O lo que es peor y algo que ocurre de forma más habitual de lo que pueda parecer, el paquete se lo han dejado a un vecino que si estaba en su casa para que nos lo entregue.
Es cierto que las jornadas de trabajo son complicadas en las grandes ciudades, entregar en casa si salimos temprano y llegamos después de las 7 a casa es complicado, pero aquí las empresas tienen que ser flexibles y adaptarse a los horarios de sus clientes. Esta es una cuestión básica y donde el comprador por Internet cada día es más exigente.
Y lo que al final supone que un buen precio por Internet se ve lastrado por tener que pagar un servicio premium de entrega que nos asegure que lo recibimos en el plazo establecido en nuestro hogar. El resultado es que lo que al final es una de las razones para comprar por Internet, la comodidad, se evapora si tenemos problemas para recibir los productos.
En Tecnología Pyme | Segunda entrega, clave para la eficacia del comercio electrónico Imagen | lord enfield