La única gran empresa que mantiene sus cifras de ventas es Lenovo, que no es que suba, sino que registra un crecimiento nulo. Esta sería una mala cifra de por sí, pero dentro de la tendencia general no deja de ser un dato esperanzador. Lenovo mantiene una política firma, desde la compra del negocio de PC de IBM no ha parado de crecer.
HP, Dell y la crisis económica
El caso contrario lo ocupan Dell y HP. En el primer caso los movimientos para vender una parte de las acciones, que pueden tener consecuencias a la hora de tomar decisiones pueden sembrar dudas. HP lleva dando bandazos desde la marcha de Mark Hurd, hace ya unos cuantos años y el cambio de CEOs que han estado mandando mensajes contradictorios sobre el negocio de la venta de PCs.
Acer también desciende, pero sinceramente está más centrada en el mercado de consumo que en la empresa. Y todo esto en un entorno económico desfavorable que se prolonga ya por cinco años. Esto ha supuesto una reducción de plantillas en muchas empresas, puesto de trabajo vacíos, ordenadores desocupados y, sobre todo, reducción de presupuestos.
Esto ha supuesto que donde antes se renovaba para mantener una estación de trabajo en óptimas condiciones, hoy se mantiene en uso, en el mejor de los casos, se utilizan piezas o periféricos para mejorar la capacidad de los puestos de trabajo. Un ejemplo es el uso de dos pantallas o la ampliación de la memoria RAM.
¿La culpa es de Windows 8?
Podemos caer en la tentación de echar la culpa a Windows 8 que no está cumpliendo con las previsiones de ventas, lo que implica un arrastre en la renovación de los equipos. Puede que en el mercado de consumo sea así, pero en la empresa lo dudo mucho. Sobre todo porque es la propia Microsoft la que recomienda migrar de Windows XP a 7, y Windows 8, a día de hoy, no es la opción mayoritaria en las empresas.
Las ventas en las empresas ya llevan tiempo estancadas y Windows 8 no ofrece las soluciones que necesitan en muchas organizaciones, donde todavía la mayor parte de sus usuarios trabajan pegados a una mesa, con teclado y ratón. Por lo tanto, su impacto se reduce a los usuarios en movilidad, que siguen siendo minoría.
Además, en muchos casos las inversiones disponibles se mueven hacia otros productos. Hoy en día muchas empresas prefieren gastar su presupuesto en un smartphone que en otro ordenador de sobremesa, ya que les va a dar soluciones que mejoran su forma de trabajar y el retorno de inversión por renovar el PC no está tan claro o se prolonga mucho más en el tiempo.
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