Más allá del mayor coste por Giga de espacio en un disco SSD que en un disco magnético tradicional, uno de los mayores inconvenientes que podríamos encontrarnos con este tipo de discos es su menor duración. Más allá de que la vida media del disco tenga, según el número de ciclos que nos permite para grabar y borrar información, los discos SSD sufrían averías o problemas antes que los tradicionales. Eran más frágiles.
Y esto si que suponía un problema, dado que el tiempo que ganamos trabajando con estos discos se puede perder por averías. Lo cierto es que según han ido evolucionando, hoy en día es mucho más raro que fallen estos discos. Han alcanzado una buena fiabilidad, aunque como siempre hay gran variedad de modelos y marcas, los más recientes están mejor diseñados.
Está claro que no se trata de cambiar todos los puestos de la empresa a este tipo de discos. No todos los usuarios lo van a necesitar, pero si podemos aprovechar si se hace una sustitución de disco y tenemos que adquirir uno nuevo para que sea de memoria sólida por un poco más de dinero.
No importa que el puesto informático averiado no sea el más productivo. Podemos aprovechar para colocar el disco SSD adquirido a un equipo que necesite esta velocidad de trabajo y reutilizar el disco tradicional que montaba para el ordenador averiado. De esta forma mejoramos la herramienta de los trabajadores más importantes de nuestra empresa a la vez que arreglamos una avería.
En Tecnología Pyme | Los discos SSD comienzan a presentar características enfocadas al mercado profesional Imagen | Simon Wüllhorst