En los equipos de sobremesa es muy sencillo. Por lo general los flujos de aire están configurados por unas rejillas por las que entra el aire a la caja y otras por las que extraemos aire del interior de la misma. En este segundo caso suele ser a través de un ventilador de caja, que nos extrae dicho aire. Donde más suele acumularse la suciedad es en la rejilla de entrada, que sobre todo en climas húmedos va tamponándose formandose un conglomerado de polvo y pelusa acumulados.
El problema es que al ir acumulando esta suciedad se va reduciendo el flujo de aire, por lo que la refrigeración es peor e influye en el rendimiento de nuestros equipos. La solución es muy sencilla. Sólo tenemos que abrir el equipo y eliminar con la ayuda de una brocha y una aspiradora la suciedad acumulada en las rejillas del equipo. En caso de no disponer de aspiradora podemos utilizar botes de aire comprimido, aunque el resultado no es el mismo.
En muchos casos si los equipos están en garantía la caja viene precintada y si no queremos perder la garantía no podemos abrirla. Igualmente podemos realizar la limpieza de las rejillas exteriores con la ayuda de la brocha y la aspiradora. En este caso el uso de aire tiene peor resultado dado que en lugar de expulsar la suciedad sólo la desplaza al interior del equipo.
En los equipos portátiles las rejillas también es muy importante que estén limpias. El sistema es el mismo. Utilizamos una aspiradora que nos ayude a extraer la suciedad y si podemos quitamos todas las tapas y protecciones que tengamos antes de realizarlo. Es fundamental en estos equipos dado que por lo general sufren de un mayor calentamiento que los equipos de sobremesa al tener mucho menos espacio es su interior.
En Tecnología Pyme | Aumentar la vida de nuestros portátiles Imagen | Flickr