Recuerda a las empresas la necesidad de contemplar determinados aspectos y evalúa las razones más comunes de las fugas de información. Una gestión deficiente, la falta de formación y buenas prácticas, la ausencia de políticas y procedimientos o la no aplicación de mecanismos de disuasión son algunos aspectos que facilitan la fuga de datos en las empresas.
No sólo se trata de evitar las fugas de datos, sino también tener un protocolo que nos ayude a gestionar un incidente una vez que se ha producido. Intentar una detección temprana, pero también saber como evaluar el impacto de la fuga, el tipo de datos así como la causa de la filtración son claves para reaccionar y en primer lugar evitar que sigan saliendo más datos y en segundo lugar poder dar las explicaciones oportunas.
No se trata ya sólo de una cuestión a considerar para cumplir con la ley, sino que también tenemos que tener en cuenta aspectos como la imagen de nuestra empresa, que muchas veces un incidente de estas características mal gestionado hace más daño que las posibles consecuencias legales a las que puede dar lugar.
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