Por definición una tienda online está abierta los siete días a la semana, las veinticuatro horas del día. Esta es una de sus ventajas, estar siempre disponible. Sin embargo, también es una de sus servidumbres, puesto que tenemos que estar pendientes de los pedidos que recibimos y servirlos a en los plazos acordados.
Si decidimos cerrar lo peor que puede pasarnos es que perdamos clientes. Por lo general, para comprar en una tienda online tenemos que registrarnos y si funciona bien el cliente permanece fiel, más incluso que en el comercio físico. Si nuestra tienda cierra y obligamos al cliente en comprar en la competencia es complicado que luego vuelva.
Lo más importante para tomar la decisión es tener claro cuánto nos genera la tienda online, es decir, qué beneficio nos deja. Si nuestros ingresos siguen viniendo de forma mayoritaria por la tienda física no será tan complicado tomar la decisión.
En todo caso, debemos poner un aviso de que no aceptamos nuevos pedidos, de la fecha de vuelta a la actividad y, sobre todo, desactivar el carro de compra para que no realicen pedidos que no podremos preparar. También podemos animar a realizar consultas, ya que éstas si podremos responder de forma fácil por correo electrónico.
Cuando montamos una tienda online tenemos que pensar en todos los factores y este es uno de los grandes olvidados. Ocurre también en fines de semana y fiestas o puentes, aunque su incidencia es menor. Debemos estar preparados también para el éxito de nuestra tienda online.
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