A los empleados nos venden siempre la tecnología como un ahorro de tiempo. Pero lo cierto es que en muchos casos se convierte en todo lo contrario. Este entre otros motivos es uno de los cuales no quiero que el teletrabajo se implante en mi empresa. Simplemente quiero salir por la puerta y que todo lo que tiene que ver con el entorno laboral quede atrás.
Ya hay otras variables que impiden desconectar. El smartphone es un claro ejemplo. Iba a servir para ahorrarnos trabajo, pero en realidad en muchos casos solo ha sido una forma de tener una comunicación con los empleados cuando están fuera de la oficina, ya sea por parte de la empresa o de los propios clientes.
Que el trabajo se quede donde debe estar, en la oficina
El teletrabajo sería en muchas ocasiones ir un punto más allá. Ya no bastará con responder a ese cliente para decirle que ahora no estamos en la oficina y no podemos resolver su problema o facilitarle los datos. Si tenemos acceso a todo desde cualquier lugar, simplemente vamos a estar trabajando mucho más de lo que nos correspondería.
Hay una parte de teletrabajo muy positiva que tiene que ver con la conciliación. Poder estar en casa si tenemos algún problema en lugar de acudir a la oficina. Pero también el reverso tenebroso de esta tecnología es que cuando tenemos que acabar algún trabajo en casa sabes que será muy complicado hacerlo rápido.
Las razones son variadas, pero sobre todo es un problema de tranquilidad. A última hora del día la oficina suele ser un momento tranquilo, donde muchos compañeros se han marchado, los clientes ya no llaman y es más fácil concentrase para acabar lo que nos queda pendiente.
Si esta misma tarea la tenemos que hacer en casa, ese momento del día coincide con el resto de la familia en casa y no siempre es posible aislarse del todo para trabajar. Es un problema de concentración, de manera que casi siempre tardamos más en acabar la misma tarea en casa que alargando nuestro horario laboral en la oficina.
El presentismo sigue haciendo daño al teletrabajo
Por último es un problema de visibilidad. Por mucho que en las empresas se valore el trabajo por proyectos o por productividad, si un día tenemos que acabar las tareas en casa al final casi nadie lo tiene en cuenta. Sin embargo si llegas cinco minutos tarde, todo el mundo lo sabe y lo ve. No importa si el día anterior te quedaste hasta las tantas en tu casa acabando el trabajo pendiente, simplemente has llegado tarde.
Al final parece que las horas que se trabajan en casa valen menos que las que se hacen en la oficina. Esto mismo lo pueden sufrir los trabajadores que están en movilidad, donde muchos días acaban mucho más tarde de su horario pero no parece constar en ningún lado.
En Pymes y Autónomos | Haz respetar tus condiciones de teletrabajo
Imagen | Unsplash