En los últimos meses, muchas empresas han comenzado a implementar políticas estrictas de vuelta a la oficina. (En EEUU, incluso se plantea para el empleo federal en la próxima legislatura de Trump.) En inglés, estas se conocen como RTO (por sus siglas: Return To Office) y han generado debate, no solo por la resistencia de los trabajadores, sino también por las motivaciones detrás de estas decisiones.
La mayoría de los directivos —incluso rostros reconocidos, como Elon Musk— argumentan que estas políticas buscan fomentar la colaboración y mejorar la productividad, pero un gran número de expertos afirman que, en realidad, el trabajo remoto está siendo utilizado como un chivo expiatorio para justificar problemas estructurales y financieros en las empresas. Así, lo detallaba el estudio Return-to-Office Mandates, dirigido por Mark Ma (Universidad de Pittsburgh).
Aluvión de renuncias
Gigantes tecnológicos, bancos y otras grandes empresas han liderado la implementación de políticas de retorno a las oficinas. Esta tendencia contrasta con los datos que demuestran que el trabajo en remoto no solo ha sido perfectamente viable durante estos años de pandemia y postpandemia, sino también efectivo en muchos sectores, y puede seguir siéndolo.
Además, como comentábamos hace pocos días (Cuando obligas a los trabajadores a volver a la oficina, los mejores se van), las decisiones de obligar a los trabajadores a volver a las oficinas ha generado una fuga de talento, sobre todo, entre los perfiles de alto nivel que son aquellos que más valoran la flexibilidad laboral. En Amazon, se ha visto claro, siendo la regla, no la excepción a la norma.
Una estrategia... ¿para ocultar errores?
Según señalan algunos analistas, la insistencia en hacer cumplir y generalizar estas políticas de RTO tiene más que ver con una estrategia para desviar la atención de los verdaderos problemas internos.
No es extraño que los directivos utilicen de chivo expiatorio al teletrabajo para señalar problemas financieros u operativos que no tienen una relación directa, según parece.
Todo ello, se maximiza en aquellos espacios de trabajo que cuentan con un liderazgo autoritario, donde se pretende tapar problemas de dirección o malas decisiones financieras culpando a los modelos de trabajo híbridos o remotos. De este modo, el enfoque permite desviar la crítica y proyectar una imagen de “restauración del orden” a los accionistas y empleados.
¿El problema? No está funcionando
Lejos de solucionar los problemas, estas políticas parecen estar generando el efecto contrario. La rigidez laboral no solo ha provocado la marcha de empleados clave, sino que también ha deteriorado la moral y la dinámica en los equipos.
El Dr. Gleb Tsipursky, experto norteamericano en toma de decisiones, destaca en su análisis publicado en LinkedIn cómo muchos líderes ignoran los datos que respaldan el trabajo remoto y actúan según prejuicios o viejas concepciones de productividad.
Por esto, la vuelta a la oficina, presentada como una medida para recuperar la productividad, parece responder más a la necesidad de algunos directivos de justificar sus decisiones que a datos objetivos.
En cambio, la pérdida de talento, el descontento de los equipos y el impacto en la cultura empresarial son muy reales; signos claros de una estrategia que, más que solucionar problemas, parece estar empeorándolos. Y es que, en un entorno laboral cada vez más competitivo, las empresas que no entiendan la importancia de la flexibilidad podrían enfrentarse a graves dificultades para retener talento y adaptarse a las demandas del mercado.
Foto: Musk