Pongamos de un ejemplo tan sencillo como los datos que tenemos de nuestros clientes, algo básico para estar en contacto con ellos, para vender nuestros productos o servicios. Los datos de nuestros clientes pueden estar en una hoja de cálculo, la agenda del correo electrónico, la del móvil o en una tarjeta olvidada en la guantera del coche. Encontrar el nuevo teléfono del cliente supondrá una pérdida de tiempo si no implantamos una política de dato único.
Además otro de los problemas que podemos tener es la discrepancia de los datos, donde al final no sabemos cual es el bueno. Esto es algo bastante común cuando estamos trabajando con archivos guardados en distintos ordenadores o en la nube y no sabemos qué versión es la buena. Aquí no implica que no haya un almacenamiento centralizado, que muchas veces lo hay, sino que no lo utilizamos adecuadamente.
Otro de los problemas que nos genera no tener un dato único es que impide extraer la información, la analítica y los informes que necesitamos para tomar las mejores decisiones para nuestra empresa. Esto hace que tener la información correcta sea complicado, se demore en el tiempo y acabemos decidiendo si hay prisa más por intuiciones que por datos.
Al fin y al cabo, no implantar una política de dato único nos va a generar problemas de productividad. Muchas veces ya no se trata de invertir en nuevas herramientas, sino en utilizar las que tenemos disponibles de forma correcta, un servidor un ERP o un CRM son algunos ejemplos de herramientas donde estructurar los datos para que la información trabaje para nosotros.
En Tecnología Pyme | Duplicar datos, duplicar esfuerzos Imagen | Torkild Retvedt