La incidencia del fraude online con perjuicio económico para el usuario se mantiene en niveles inferiores al 5%, igual que a lo largo de los últimos tres años. Sin embargo las cantidades defraudadas son cada vez menores. Puede parecer un porcentaje significativo, pero no lo es mucho más que el riesgo que asumimos por utilizar una tarjeta de crédito o un cajero automático.
En el 93,3% de las ocasiones la cantidad se sitúa por debajo de los 400 euros, 4,5 puntos menos que a finales de 2010 (85,1%). Además un 58,4%, ha vivido una situación de intento de fraude recientemente, aunque en la mayoría de los casos no han llegado a consumarse.
Por lo general se trata de amenazas basados en la confianza social, que inducen a los usuarios a proporcionar datos sensibles o a realizar una determinada acción. El principal medio para difundir estos mensajes fraudulentos es el correo electrónico, aunque también se utilizan los mensajes y llamadas a través del teléfono móvil. Además, para dar credibilidad a las estafas, los atacantes adoptan diversas “máscaras” simulando ser proveedores de comercio electrónico (42,6%) y bancos (39,1%).
La confianza de los usuarios mejora puesto que siguen utilizando estos servicios independientemente de haber sido víctimas o no de un intento de fraude online. Más de un 70% dicen no modificar sus hábitos de comercio electrónico o banca online.
Más Información | INTECO Imagen | Lars Plougmann