Quedan 6 meses para que Microsoft ponga fin al soporte de Windows 7. Y no podremos decir que no estábamos avisados. Con la última actualización ya empiezan a aparecer ventanas emergentes con toda la información. Puede que para muchas organizaciones, Windows 7 y el fin del soporte sean los deberes pendientes para el verano.
Porque es una cuestión que tendrán que resolver más pronto que tarde. Tomar una decisión. Enero suele ser un mes con una sobrecarga de trabajo importante. Especialmente en el sector de asesorías y despachos profesionales donde nadie quiere ocuparse de cambiar en este momento del año.
El fin del soporte no significará que dejemos de utilizar nuestro ordenador, que seguirá funcionando igual, pero no tendrá actualizaciones de seguridad. Esto puede dar lugar a que si tenemos una brecha de seguridad no se hayan tomado las medidas necesarias para la protección de datos que nos impone el RGPD y con ello la correspondiente sanción.
De todas formas las empresas tienen la oportunidad de contratar uno, dos o tres años más de soporte si pagan un extra a Microsoft. Esta es una opción viable más para la gran empresa que para la pyme, donde tres años más de soporte casi es el presupuesto que implica hoy en día renovar el ordenador.
A día de hoy muchas empresas todavía no tienen claro que es lo que tienen que hacer. La realidad es que Windows 7 ha sido un sistema muy utilizado en entornos corporativos, un digno sucesor de Windows XP y el último gran sistema de la compañía de Redmond pensada para un entorno de escritorio.
Windows 10 tiene cosas muy buenas pero otras que no acaban de convencer a todos los usuarios. La ventaja es que en muchas empresas ya existe un entorno mixto, con ambos sistemas, por lo que pueden comparar y saber exactamente que pueden esperar si cambian. La realidad es que la decisión no puede demorarse mucho.