Si echamos un vistazo al nuevo presidente de los Estados Unidos lo primero que nos llamará la atención es su edad, cercana a los 80 años. Estos días se ha sabido que ha nombrado como jefe de su Gabinete a un hombre de 59 años. A su vez, éste ya había trabajado para varios presidentes por lo que cuenta con experiencia.
Experiencia, veteranía, términos que producen escalofríos en los procesos de selección de muchas empresas. ¿Por qué está tan poco valorada la experiencia en España en el mercado laboral? Pareciera que al cumplir una determinada edad, hombres y mujeres dejaran de ser capaces de aportar y sumar en su labor.
“Su profunda, amplia experiencia y capacidad de trabajar con gente dentro de todo el espectro político es precisamente lo que necesito en un jefe de personal en la Casa Blanca en este momento de crisis y de unificar al país", estas son las declaraciones de Biden. Aparece la palabra experiencia y capacidad de trabajar con gente de todo el espectro político.
Por supuesto el ámbito de la política como el del espectáculo poco o nada tienen que ver con el mercado laboral en el que pensamos. ¿Pero por qué ese empeño en no potenciar la edad, conocimientos y otra perspectiva que da la edad?
España es el segundo país del mundo con mayor esperanza de vida y una de las tasas de fecundidad más bajas en Europa. Una situación compleja desde el punto de vista de la pirámide poblacional que se complementa con el delicado panorama laboral, caracterizado por un elevado nivel de desempleo juvenil, la extensión de la contratación temporal, y las dificultades de trabajadores mayores de 45 años para reincorporarse al mercado de trabajo.
Esta realidad para los más veteranos de la población activa parece replicarse en Europa, donde la tasa de empleo para las personas entre 55 y 64 años no llega en la actualidad al 50%, obligándoles en muchos casos a jubilarse de manera anticipada.
Pero este tipo de trabajadores pueden convertirse en un gran activo para cualquier pyme ya que goza de mayores habilidades en cuanto al pensamiento estratégico, la agudeza de ingenio, la consideración, la sabiduría, la capacidad de deliberar, la facultad de racionalizar, entre otras habilidades.
Dado que suelen tener cumplidas gran parte de sus expectativas personales y profesionales no toman sus decisiones ni en base a la remuneración que reciben ni al puesto que ostentan, sino, sobre todo, a la satisfacción y el clima laboral.
¿Puede haber un mejor motivo para contratar a una persona de este perfil? La lealtad y el compromiso siempre serán mayores.
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