Que los negocios pequeños no atraviesan su mejor momento no es noticia, ni algo novedoso por desgracia, por eso llama mi atención la noticia de que el Ayuntamiento de Alicante cambia el Plan General para autorizar más superficies comerciales. Este hecho da lugar a que se dupliquen las calles donde en un futuro podrán instalarse supermercados para dar respuesta a las solicitudes que han recibido.
Tras la liberación de horarios para los grandes comercios y las tiendas, se comprobó que las ventas no aumentaron, y otros tantos ni tan siquiera pensaron en abrir. No había compradores ni en un lugar ni en otro. En este caso, el comercio grande no se comió al pequeño. En una ciudad con una tasa de paro superior a la del resto de España, por arte de magia no se va a consumir más porque el domingo te abran una gran superficie.
¿Es beneficioso abrir todos los días de la semana?
A mi juicio no. De hecho, algunos partidos políticos se han manifestado en contra, por el empeoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores y por su negativa repercusión con la conciliación familiar. Resulta surrealista pensar en la cantidad de dinero que gastan por abrir centros comerciales y grandes supermercados, con personas que sólo se limitan a pasear sin gastar ni un euro.
Por un lado se habla de generación de empleo si el suelo posibilita la implantación de estas iniciativas terciarias, sobre todo en zonas que carecen de comercio alguno. Visto así parece positivo y hasta lógico que los vecinos no tengan que ir lejos para realizar sus compras. Hasta ahí bien. Pero en una ciudad donde lo que sobran son centros comerciales que apenas pueden sobrevivir, y pequeños negocios con el mismo problema, resulta paradójico que éstos vayan a funcionar.
Veo dos problemas: demasiados comercios grandes, jornadas que no respetan la vida del trabajador más allá de sus obligaciones laborales, horarios esclavos y una estrategia por parte de los gerentes un tanto extraña. El otro día hablábamos de los cupones de descuento. Una buena estrategia es ponerse en el lugar del cliente, y si éste no dispone de ingresos, demos por seguro que de lunes a domingo su situación no cambiará.
Otras opciones
No recuerdo a quién escuché comentar que en algunos países no abrían todos los días de la semana. Los propietarios de las tiendas estudiaban qué días y a qué horas tenían más clientela y conforme a ese estudio de campo abrían o no. Lo que resulta agotador a nivel económico y mental para un comerciante es abrir siempre, tenga o no tenga público.
Lo que nadie llega a entender es la razón de que museos y lugares que puedan ser de interés para un turista, permanezcan cerrados los domingos, algo curioso puesto que ese día es el que la gran mayoría de las personas pueden descansar y salir fuera de su ciudad, e incluso visitar alguno de la suya. Pues no. Ese día todo está cerrado. Sólo se apuesta por las tiendas de ropa como si los domingos, los ciudadanos de otras localidades cercanas vinieran con la única intención de comprar un jersey.
Volviendo a las tiendas, creo que sería positivo estudiar cómo se comporta su clientela. Igual que lo sugerimos en Internet y las redes sociales, no debe ser difícil comprobar cuándo vende más. Pero este país sigue con ese concepto de trabajar cuantas más horas mejor, y si el centro comercial abre todo el día, el pequeño comerciante también.
En un mundo ideal, los centros comerciales también deberían cerrar y dar descanso a sus trabajadores, pero no es así. Por lo que cada uno ha de intentar jugar bien sus cartas, aunque la partida sea complicada y, a veces, injusta.
En Pymes y Autónomos|Continúa imparable la caída del pequeño comercio ¿protección o cambio?,¿Por qué no liberalizar horarios comerciales? Imagen|TiendaDiversa