Las asociaciones de empresas, las de profesionales o las de autónomos tienen como uno de sus fines defender los intereses de sus asociados. Y esto muchas veces incluye denunciar malas prácticas. Lamentablemente muchas veces se olvidan de ello, haciendo que el mal proceder de unos pocos perjudique al resto. Porque el falso corporativismo en las asociaciones de empresas no ayuda a nadie.
Lo habitual es salir al representante del sector de turno quejándose de una medida determinada que el Gobierno de turno, municipal, autonómico o nacional ha tomado y afecta a su sector. A menudo con bastante razón. Pero lo cierto es que pocas veces salen denunciando una mala práctica que se ha producido dentro de sus asociados y que precisamente obliga a tomar determinadas medidas.
El caso más habitual lo tenemos en locales de restauración y hostelería. Los empresarios advierten que cumplen todas las medidas de seguridad y sus negocios son seguros. Las asociaciones ponen el grito en el cielo y reclaman ayudas para que el sector pueda aguantar. Lo cierto es que las necesitan. Pero no vemos estas mismas quejas con negocios que no han respetado nada desde el primer día, donde la mascarilla no ya de los clientes, sino de los trabajadores y empleados ni está ni se la espera. No digamos ya que llamen la atención a clientes que incumplen normas sanitarias.
Solo se prohíbe aquello que es habitual
O ejemplos terribles como el restaurante de Formentera que obligaba a sus empleados a ir a trabajar aunque fuesen positivos. Hay que aprovechar, hay que facturar como sea y a toda costa. No es el único caso, lo hemos visto repetido en empresas de limpieza, que siendo servicios esenciales y teniendo a sus empleados expuestos siguen presionando para que no se queden en cuarentena.
Lo mismo podríamos decir de otras malas prácticas, que tienen que ver con horas infinitas en las empresas y no pagadas, contratación de falsos autónomos, fraude fiscal, etc. Porque todas ellas llevan a lo mismo, una competencia desleal, que mejora sus beneficios a costa de empresas que si cumplen con lo que les piden y además sufren por los incumplimientos de otras.
Denunciar estas prácticas, que las asociaciones de empresas o profesionales conocen mejor que nadie también es su cometido, también es defender a sus asociados. Si miramos para otro lado hay algo que no estamos haciendo bien, que nos resta credibilidad y argumentos a la hora de reclamar ayudas, impuestos más bajos o denunciar una ley como abusiva.
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