Hace tiempo escuchaba en una entrevista a quien, en la actualidad, es el Comisario Europeo de la Competencia, D. Joaquín Almunia en la que le preguntaban acerca de las razones del fracaso electoral cuando se presentó como candidato al gobierno de España.
La razón principal que argüía es que se rodeó de gente que se deshacían en alabanzas lo que le impedía enfrentarse a la realidad y sin posibilidad de enmendarlos porque nadie le ayudaba a identificarlos.
¿De dónde proviene el miedo a fracasar?, en principio, del miedo a cometer errores y a someterse al juicio y a la negación de los demás, o su desaprobación, nos obliga a alejarnos del fracaso, en la mayoría de los casos, la forma de conseguirlo es evitar salirnos de nuestra zona de confort y establecernos en nuestros hábitos.
En esta situación hay que tener en cuenta qué es mejor, hacer algo imperfectamente o hacer nada perfectamente. En verdad, el proceso de creación es perfecto cuando se comprende que el fracaso es una parte del mismo. No se puede realizar un proyecto sin algunas opciones que no han dado los resultados imaginados.
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