¿Se acabó en España la fiebre por emprender, para este nuevo año?
Emprender o no emprender, esa es la cuestión. ¿Merece la pena abandonar un trabajo mal pagado pero 'seguro', por perseguir un sueño que tal vez se quede en nada? Crear un negocio no es tan sencillo como lo pintan, ni se construye con frases motivadoras en tazas, ni tan siquiera colocando una mesa donde todos los empleados trabajarán juntos.
Crear un negocio conlleva, dinero, inversión, tiempo y un gran esfuerzo personal. No todos estamos hechos para arriesgar. No todos, sienten el vértigo de ser su propio jefe y lo ven como una salida idónea. Emprender, más que una moda, para una mayoría, es una necesidad, es por eso que muchos negocios echan la persiana.
El miedo puede ser un buen consejero a la hora de emprender
Un estudio elaborado por la Cátedra Caja-Rural de Asturias -Capgémini de Emprendimiento arrojaba estos datos. Por ejemplo, la tasa de actividad emprendedora en el Principado es del 3,9%, frente al 6,4% de la media española.
La diferencia en la tasa de actividad emprendedora entre Asturias y España está influida por los años posteriores a la crisis donde la recuperación asturiana no fue tan rápida como la española. Sin embargo, en el último año, de 2017 a 2018 el incremento asturiano ha sido del 18,2% y el español del 3,2%
Es mayor el miedo al fracaso en Asturias (46,9%) frente al 43,1% en España, y quizá la infravaloración asturiana de las habilidades para emprender.
El temor al fracaso se da en toda España a la hora de emprender
La falta de habilidades emprendedoras, se convierte en otro motivo para no asumir el riesgo, ya que el 27 % de los españoles que no desean emprender considera que no tiene ningún tipo de conocimiento en el ámbito de los negocios.
Por lo que, esa carencia les llevará al fracaso más absoluto. La prudencia tampoco es mala consejera. Pero no todo son malas-buenas noticias. Ese miedo o esa sensación de falta de preparación no afecta a todos por igual, y son muchos los españoles que apuestan por la formación antes de dar el paso de emprender.
A pesar de todas las imágenes que vemos en las redes sociales que reflejan éxito y felicidad, no todo el mundo está destinado a ser un empresario.
El emprendimiento puede conducir a una vida de libertad y beneficiar a las personas que se encuentran a nuestro alrededor. Pero también puede ser una pesadilla si alguien no está a la altura de la tarea.
Algunos 'expertos' casi regañan a quienes no han dado el paso de emprender y montar un negocio, como si esa decisión no conllevara meditación y un plan de negocios donde contemplar todos los escenarios posibles.
Emprender también forma parte de la personalidad
A pesar de contar con la personalidad del emprendedor y una buena idea, una limitante para emprender puede ser la falta de recursos económicos, por lo que se vuelve necesario buscar algún tipo de apoyo o financiamiento externo.
Porque no nos engañemos, ese tipo de consejos donde sustituyen el dinero por creatividad, no vale para todos los negocios, el dinero casi siempre es necesario, sobre todo en los inicios.
A todos nos encantan las historias emprendedoras de éxito: gente joven, con talento que, ante las dificultades que se le vienen encima, consigue alcanzar la gloria empresarial y ser un ejemplo para todo el mundo. Pero la realidad, el fracaso no siempre va ligado ni a aprender ni a volver a intentarlo.
La otra realidad de emprender y que no se cuenta tanto en los medios de comunicación
Las cuestiones que omiten los medios de comunicación porque obviamente, no venden son: la dificultad para conseguir financiación, las batallas del día a día, la no consecución de objetivos, el fracaso y, sobre todo, la ansiedad y la angustia que salen a relucir cuando las cosas no marchan bien.
Hay muchas fotos que recogen actos donde un emprendedor de éxito regala sus consejos y sus secretos para lograr el éxito. ¿Alguien le llamó cuando todo le iba mal?
Imaginemos a esos emprendedores a la fuerza. Que de un día para otro, han de ponerse al frente de un negocio que antes fue de su padre, de su abuelo. Son el mejor ejemplo de lo que implica aventurarse en el mundo de los negocios sin conocerlos.
El final, por normal general suele ser el mismo: fracaso absoluto que va de la mano de deudas, angustia y de una sensación horrible, la de ser señalado por todos como 'el que destrozó una empresa con solera'.
Esto no quiere decir que no haya salida. Por supuesto, si se cuenta con amigos, gente que te apoye y se puede empezar de cero, es posible que ese tremendo fracaso que va de la mano de daños en tu economía y salud, se arregle. Pero el camino no es fácil.
La cultura de que emprender es maravilloso es muy nociva, y sigue habiendo gente que adorna en demasía, lo que no es otra cosa que montar un negocio como lo hicieron nuestros abuelos o bisabuelos. Y como podemos comprobar, la gran mayoría de esas empresas, lograron el éxito y la estabilidad al cabo de muchos años.
Pensemos ahora en la competencia, y en que el contexto no es el mismo. Hay que saber diferenciarse, hay que manejarse en internet, no sólo en la tienda física.
Son muchas las exigencias y los calificativos positivos, a veces, no son suficientes para personas que desde el primer momento sabían que emprendían por necesidad, más que por decisión propia.
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